2. En mi corazón vivirás [You'll Be in My Heart]

1.4K 90 119
                                    


Disclaimer: Los Vengadores son de Disney y de Marvel, solo la historia y los personajes que no reconzcan me pertenecen. 

NOTA: Negritas en ruso, cursiva es recuerdo/pesadilla. 

NOTA: Recuerden que estos shots son parte del libro Proyecto Rebirth: 939. Leerlo les dará algo de contexto. 

—¿Qué haces, mi bebé?—preguntó Natasha con dulzura, mientras veía a su hija.

Apenas llevaban algunos meses viviendo en la casa de Massachussets, así que era la primera vez que la espía pelirroja se quedaba sola en casa la pequeña. Allysson Natasha Rogers, antes llamada Alinka por unos o 939 por otros, le había suplicado a Steve que se la llevara con él pero el Capitán América le había prometido a su hijo mayor, Nikolay, que pasarían un día de chicos junto a Clint Barton y sus tres muchachos. Aunque la niña no había hecho una rabieta como era su costumbre, porque su madre le había prometido que ellas tendrían un día de chicas. Sin embargo, esto no salió como lo planeado porque su madre debía resolver asuntos importantes de los Vengadores, así que Ally se terminó entreteniendo sola hasta ese momento.

—Viendo picula—dijo la niña con una mano en la boca—¿queyes?

Sonaba la música de una película que Natasha nunca había visto, Tarzán, mientras se inclinó a tomar la mano de su hija, para sacarla de su boca, y besarla con ternura. Allysson seguía yendo constantemente con los terapeutas de S.H.I.E.L.D., haciendo enormes progresos en el tiempo que llevaba viviendo en paz, desde que los Vengadores habían desmantelado la organización que la creo.

—¿No quieres acompañarme a comprar helado?—preguntó la madre—Después podemos volver a ver la película y tendremos un día completo de chicas.

—¡YUPI! ¡DE CHICASH!

Ally se levantó en el sillón, para después lanzarse a los brazos de su madre. Natasha hizo un pequeño mohín al recordar la fuerza de su hija, sabía que debía entrenarla, María no cesaba de recordárselo, pero ella quería que se mantuviera una bebé el mayor tiempo posible así que la mantuvo en sus brazos, besando su cabellera rubia varias veces. Aunque había sido difícil para la Viuda Negra que la gente de aquel pueblo supiera su verdadera identidad, y la de su familia, poco a poco se sentía más cómoda caminando por las calles.

—¡HODA A TODOSH!—gritaba la niña al ver a sus amigos de la escuela, jugando en uno de los varios parques para niños—¡No peyo juyad ahora! ¡Mami y yo tenemos un día de chicas!

La niña pronto iba a cumplir cuatro años, pero seguía teniendo varios problemas de habla. Natasha Romanoff había estado muy preocupada por aquello, hasta que se reunió con la maestra de la escuela a la que Allysson asistía y supo que era algo relativamente normal. Madre e hija compraron un bote de helado de chocolate y uno de moras, los dos sabores favoritos de ambas. A la Viuda no le importaba tener una niña un poco hiperactiva por unas horas, siempre y cuando estuviera feliz. Jamás pensó que priorizaría la felicidad de alguien más hasta que sus dos hijos llegaron a su vida. Ambas volvieron a casa al caer la tarde, sentándose en el sofá, con la chimenea encendida, Allysson a salvo en los brazos de su madre, su lugar favorito en el mundo.

—Nosh payeshemosh—indicó Ally viendo a su madre y señalando al gorila que abrazaba al bebé.

—¿Por qué lo dices, mi shvíbzik?—preguntó la madre, frunciendo el ceño.

—A él niño lo iba a matado eshe animal feyo—mencionó la pequeña, bajando cada vez más la voz—como a mi los sheñodesh del hoshpital...—Natasha la abrazó con fuerza, instintivamente, odiando que pudiera recordar aquello—peyo tu me shavaste, como la mamá mono.

Luciérnagas: One Shots Proyecto Rebirth 939 || ROMANOGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora