Capítulo 47

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Los toques en la puerta hizo que Roi se levantara del suelo y abriera la puerta, Ana entró tras saludar a su amigo, se acercó a Luis y le acarició la mejilla.

El gallego seguía tumbado en el sofá con los ojos cerrados, no sé había levantado del sofá desde que ocurrió aquella situación tan agobiante.

—¿Cómo estás? —Preguntó sin dejar de acariciarle la mejilla

Este asintió todavía con los ojos cerrados, no mentía, estaba bien, pero podría estar mejor, necesitaba aquellos brazos que le hacia estar en esa burbuja con ella, pero no quería pedirles que la llamaran para que vaya a su casa.

No quería preocupar a más gente, o peor aún, no quería recibir una respuesta negativa por parte de la catalana.

Luis se volvió bastante inseguro desde que terminó su relación, inseguro en el sentido de que cualquier cosa que haga va a alejar a sus seres queridos.

Su familia y amigos le repetían cada dos por tres que eso no iba a pasar, en tres meses habían forjado una amistad que iba a ser para siempre, habían compartido mucho en tan poco tiempo y eso no pasa con todo el mundo.

Minutos más tarde el timbre resonó por toda la casa, Roi abrió la puerta por segunda vez en menos de quince minutos.

Luis se sentó rápidamente en el sofá al escuchar la voz preocupada de la catalana.

Se tapo la cara al sentarse tan rápido, no debería haberlo echo, la habitación le volvía a dar vueltas y las voces de sus amigos las escuchaba distorsionadas.

No quería preocupar a más gente y menos a ella, pero tampoco podía disimular que esta bien cuando claramente no lo está.

Los brazos de ella rodearon su cuello mientras que este rodeo su cintura cerrando los ojos y relajándose poco a poco. Era lo único que necesitaba en ese momento.

¡¡AQUÍ OTRO CAPÍTULO!!

Perfectamente Imperfectos || AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora