Capítulo 97

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—Cómo estas? —Preguntó el gallego sin intención alguna de levantarse

—Bien...bueno, todo lo bien que puedo estar, claro

Luis asintió algo confuso, no entendía a que se refería, pero él en su cabeza repetía aquella conversación que estaba ocurriendo en ese momento.

Desearía poder levantarse ahora mismo y rodearla en sus brazos, mientras le llenaba de besos demostrándole lo mucho quea echaba de menos, sin embargo, no podía hacerlo.

—Puedo sentarme?

—Claro, adelante

Aitana se sentó enfrente suyo, en aquel sofá de cuero negro que había en un lateral de la habitación.

—Desde que dejamos de vernos no he sabido nada de ti, no quería agobiarte pero me llamó Carlos y me explico como estabas y como te sentías y no pude aguantarme las ganas de venir a verte, estaba preocupada

—Supongo que nuestra separación no me ha sentado muy bien, pero bueno, se me pasará, o no, no lo se

Aitana no dejaba de mirar a Luis, su pelo había crecido haciéndose notar más sus rizos, el brillo de sus ojos había desaparecido por completo y su voz sonaba apagada.

Detestaba verlo así, pero no podía hacer nada, ahora solo eran ex-novios y no podía abrazarlo y sentir como sus músculos se relajaban, ahora solo tenía que verlo sentado en aquella silla encorvado y con la mirada fija hacía un lado de la habitación.

Luis no se atrevía a mirarla a los ojos, no podía venirse abajo delante de ella, no le gustaba llorar delante de la gente, pero delante de ella no quería, sabía que si lloraba en ese instante Aitana se preocuparía más de lo que ya está y no quería eso.

—Te voy a ser sincera, yo no estoy pasando por mi mejor momento personal, lo único que hago desde que terminamos es ir al estudio, compongo, grabó y me vuelvo a mi casa, esa es mi nueva rutina, y odio eso, echo de menos levantarme y darnos un beso de buenos días, irme a trabajar y pensar que cuando vuelva a casa tu estés viendo la televisión, o haciendo la cena, o jugando, la casa está muy vacía sin ti, y se que con esto que te estoy diciendo, estoy perdiendo todo mi orgullo, pero no puedo soportar estar aquí sentada viéndote así de triste y no poder darte un beso o un abrazo, o las dos cosas

Luis porfin levanto la mirada hasta ponerla en sus ojos, viendo como aquel color verde de sus ojos transmitía toda la sinceridad que una persona puede tener.

—He perdido la ilusión de cantar Aitana, no puedo componer, me cuesta mundos levantarme y venir al estudio, no tengo ganas de subirme a los escenarios, no me digas que estoy triste, porque esa no es la palabra

Aitana se levanto del sofá acercándose a él con paso decidido y una vez que estuvo frente a él, lo abrazó intentando hacerlo sentir seguro en aquellos brazos.

Luis cerró los ojos, intentando relajarse, dejarse querer por esa persona la cual dejó quererse durante años.

¡¡AQUÍ OTRO CAPÍTULO!!

Perfectamente Imperfectos || AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora