Capítulo 96

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La tristeza se acumulaba en el estudio de ambos, letras nuevas, dolor, lágrimas, recuerdos. Todo eso es lo que intentaban calcar en las letras, demostrar que están bien, sin estarlo. Se echaban de menos, pero el orgullo no les dejaba dar el paso de enviarse un mísero mensaje.

Olga, la manager de Aitana, estaba preocupada a la par que cansada de escuchar todas las canciones tristes, quería que la cantante estuviera feliz, tal y como lo era hace un tiempo, echaba de menos a esa chica que desprendía luz y felicidad allí por donde pasara.

Al igual que Carlos, el manager de Luis, que junto con Olga, su preocupación era el doble, conocía a Luis y sabía que a él no le importaba los comentarios, sin embargo, desde que terminó su relación con Aitana, uno de los comentarios que leyó fue: ya era hora de que terminarán, no se hacían ningún favor, mejor que cada uno se fuera por su lado.

Aquel comentario destrozó por dentro a Luis, lo destrozó tanto que perdió la ilusión por querer cantar en un escenario, ya componer, se le hacía una obligación, en vez de una ilusión, le costaba entrar al estudio y grabar las canciones, componer o tocar la guitarra.

La gente echaba de menos a Luis, ya no era el mismo, y aunque se hiciera el duro, por dentro estaba hundido, desilusionado, sin ilusión, sin felicidad.

Le faltaba el motivo por el que era feliz, le faltaba su musa, su pasatiempo favorito, su despertador por las mañanas dándole besos, echaba de menos al amor de su vida.

Conducía con la radio del coche apagada porque no soportaba escuchar su voz y no poder mandarle un mensaje diciéndole que acaba de salir en los40, él siempre estará muy orgulloso de ella, sin embargo, en ese momento no podía escuchar su nombre, porque sabe que si lo escucha se vendrá abajo en cualquier momento y eso es lo último que quiere.

Dos toques en la puerta del estudio fue lo que hizo que Luis levantara la cabeza del sofá y mirara a la puerta todavía cerrada.

—Adelante

La puerta se abrió, y aquella melena larga, color castaño, aquella nariz pequeña, ojos color miel y aquellos labios que tanto ansiaba besar, se hizo presente en el estudio.

Su voz, aquella voz que no podía escuchar, sentía que en cualquier momento se vendría abajo y ese no era momento para llorar.

—Hola —Saludó con su voz tierna mirandole algo timida

—Hola, que haces aqui? —Preguntó curioso

—Me llamó Carlos y me dijo que estabas bastante mal, me dejó preocupada y vine, no sé si he echo bien o no, pero bueno, necesitaba verte

Luis asintió escuchándole, quería enfadarse con Carlos, pero el poder ver a Aitana, enfrente suya de nuevo le puso un poco contento. La echaba de menos y mucho.

¡¡AQUÍ OTRO CAPÍTULO!!

Perfectamente Imperfectos || AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora