Capítulo 42

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Todos se abrazaron entre ellos, entre lágrimas y sonrisas, se echaban mucho de menos.

En aquel descampado de escontraban todos delante de unas cuantas mesas en línea con comida y bebida.

El reencuentro iba pasando, y todos se reían y comían alegres y recordando los momentos que pasaron juntos.

La noche empezó a caer y ha empezaban a recoger la comida y la bebida sobrante, guardaban las mesas en los maleteros.

Todos se despedían y cada uno se iba a su casa, Aitana abrazó a Luis agradeciendole el reencuentro con sus amigos.

El gallego acompañó a la catalana a su casa y al despedirse se dan un beso y mientras Aitana entra a casa, Luis Camino a su casa, había sido un buen día.

Había visto al amor de su vida sonriendo sin parar, con el brillo en los ojos y con la misma niñez que hace año no salía.

El sol salió y el teléfono de Luis comenzó a sonar, este se despierto a su calma, no esperaba la llamada de nadie, se deserezó y estiró el brazo hasta coger el teléfono, contestó y se lo colocó en la oreja.

—¿Si? —Preguntó con su voz ronca

—Cepeda, que me tienes abandonado

—Roi, nos vimos ayer

—Por eso, te apetece ir a desayunar?

—Venga, dame media hora y quedamos en la plaza, ¿te parece?

—Vale, venga, date prisa, no me hagas esperar

—Que si, no seas pesado

El gallego suelta una risa al haber escuchado a Luis insultarle como tantas veces hace.

Terminan la llamada y unos segundos después, Luis decide levantarse de la cama, entra al baño, se asea y se pone ropa limpia, un pantalón negro vaquero, unas zapatillas blancas y una camiseta blanca básica.

Sale de casa con el teléfono, las llaves y el teléfono, camina hacia la plaza donde se encuentra a su amigo sentado en un banco mirando el teléfono, se acerca por detrás de él en silencio, terminando asustando al gallego y comienza a reírse.

¡¡AQUÍ OTRO CAPÍTULO!!

Perfectamente Imperfectos || AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora