Capítulo 36

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Casa sola


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Todos saben lo que aquellas dos palabras significan: aburrirse por no saber qué hacer, o, en el caso de los hermanos, tener aquella práctica por la que tanto tiempo habían esperado. Por desgracia esto mismo les fue en contra y Vanessa ya no podía ser parte de la actividad; aún así, ella estaba emocionada por ver a Zack usar su poder por más tiempo, no sólo como un pobre intento y con míseras flamas sobre su mano.

—¿No te quema?

La mirada que el mayor le dió a su hermana fue de desprecio puro. Era cierto que sentía ardores de vez en cuando, no obstante con su poder había perdido algo de sensibilidad al calor y estaba agradecido con ello.
Ambos habían decidido situarse en la sala, ya que ahí no había nada importante para ellos que pudiera quemarse o algo que interfiriera con su movimiento, –como la ropa tirada a mitad de su habitación–.

—Entonces… ¿Qué vas a hacer?

—No sé, ¿tú qué quieres que haga?

En unos segundos, Zack se dió cuenta de que haber hecho esa pregunta había sido una mala idea. Vanessa se sentó en el sofá con una sonrisa, y luego de una búsqueda rápida en su teléfono sobre distintas series en las que los personajes tenían algún poder basado en fuego como su hermano, se había dado un subidón de inspiración.
Ella le mostró varias imágenes al chico que tenía delante, negándose este a la mayoría, pues si apenas podía soportar el calor en su mano o en su brazo, ¿como lo haría en todo su cuerpo?, su ropa también sería desperdiciada y ni hablar del después de eso. No era la puta antorcha humana o algo de ese estilo.

Al final se decidieron con no formar las llamas sobre la mano de Zack, sino más bien intentar hacerlas flotar sobre esta para no lastimarlo si la flama llegaba a hacerse muy grande. Para ambientarse pusieron algo de música en el celular del mayor, la cual les gustaba a los dos –una lista de aproximadamente solo veinte canciones–, pero que ayudaba a no estar inmersos en un tenso silencio.
Habían acabado casi cinco de las canciones y no habían conseguido ningún resultado, Zack sólo seguía aumentando el calor y tamaño de la llama pero sin nada que la hiciera alejarse de su mano.

—¿No hay algo más? La mano ya me está ardiendo

—Podrías lanzarlo, hacer una barrera, círculos en el piso tipo batalla épica de película medieval —Decía Vanessa sin despegar la vista de su teléfono con miles de ideas distintas.

Le mostró a Zack una imágen de la última sugerencia que dió y una corta sonrisa se mostró en su rostro moreno, si no quería que algo o alguien se le acercara a molestar podía hacer eso y asunto arreglado.
Antes de iniciar quitaron la alfombra del suelo y la enrollaron, dejándola recargada en la pared al lado de la ventana, después, los nuevos intentos comenzaron a realizarse.

Primero, intentó hacer algo simple como crear una sola flama sobre el suelo, cosa que funcionó en un par de minutos, subiendo la emoción de ambos jóvenes, después, intentó recorrer esa misma a su alrededor, pero apenas logró hacer un medio círculo deforme cuando un tirón fuerte se hizo presente en su brazo, sacudiendolo y haciendo desaparecer lo que ya tenía hecho.

—Ah no, ahora no me dirán que no

Más terco –o animado– que nunca, Zack hizo con su otra mano un movimiento en círculo en el aire, rápido, conciso y sin dudarlo, inmediatamente alrededor de él se formó un óvalo de fuego con unas llamas de tal vez 15 o 20 centímetros de alto. La sorpresa fue tanta que terminó dando un paso atrás, quemando parte de su pantalón y su pantorrilla, la línea de fuego desapareció y Vanessa corrió a apagar la prenda del contrario con unos cuantos almohadazos de un cojín del sofá.

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