Capítulo 69

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Tregua a prioridad.

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No era capaz, ¿o sí? Byron quería confiar en que Tyler estaría bien, en que no entraría sin un plan, o que Lilith lo encontraría y traería de regreso a tiempo antes de que cometiera una locura. Ingresar a ese edificio de día, siendo un intruso, y con las dos gemas únicas necesarias para usar lo que sea que se hubiera construido no era una buena idea. Sobra decir que menos aún si era conocido por el jefe del lugar en plan familiar; y no por cercanía, sino por el título sanguíneo que lo colocaba como su hijo.

Además, los otros especiales que ahí se asentaban no darían un pase tranquilo a personas de la lista negra.

Sus manos ansiosas peinaron múltiples mechones de pelo, dándoles con esperanza una mejor forma a falta de cuidado con agua y shampoo. Esperaba tener tiempo a la mañana siguiente, cuando los chicos salieran al instituto para no avergonzarse o ser mal visto. Con sus pies, que le pedían moverse a mayor velocidad cada vez, recorría a prisa cada centímetro del cuarto, observando el armario, las estanterías y los pliegues en las sábanas de la cama.
Pronto le haría un agujero al suelo si continuaba su camino en círculos de la misma forma.
Volvió a sentarse para dar un descanso sobre el colchón a su cuerpo agotado, usando su poder una y otra vez con la esperanza de cansar sus ojos y dormir luego de tanto alboroto.

¿Qué clase de persona era? Ahora era él quien no podía hacer nada por proteger a sus amigos.

(...)

Por desgracia, el tiempo y la paciencia no fueron suficientes para meditar las cosas. Sabían que había más gente recién llegada en la Casa Mayor, pero ellos se centraban en la discusión que mantenían hace ya casi media hora, la cual, no terminaba de apaciguarse debido a la diferencia de opiniones. Una vez las cosas comenzaban a calmarse y parecían llegar a un acuerdo unánime, el tema, de alguna forma, daba inicio nuevamente.

Si tienes una mejor idea que ir a buscarlo, te escucho

No es si tengo una mejor idea o no, si te metes ahí, sin apoyo, considérate en una celda de nuevo, o peor.

Tú eres el que estaba ahí; si te ven, no crees que tendrán piedad contigo, ¿o sí?

Yo podría hacerlos olvidarme, ¿y tú?

Lilith apretó los puños a los costados de su cuerpo sabiendo que Byron tenía razón. En su interior, existían las débiles ganas de usar la energía de la gema desde hace unos minutos, pero su propio autocontrol y el respeto por el físico ajeno se lo impedían. Ella no se consideraba impulsiva en cuestiones generales, mas sí para otro tipo de cosas, como tomar acción cuando se necesitaba.

Y en ese caso, bastaría solo con usar una simple distracción rápida.

Voy a ir yo, fin de la historia

No puedes hacer eso

Sí puedo

¡Que no! Lilith...

Sin siquiera dudarlo, empujó a Byron con todas las fuerzas que le eran posibles emplear, fingiendo provocarlo tal como si de una pelea se tratase.
Cuando él intentó acercarse de nuevo, Lilith desapareció frente a su rostro, haciendo que la fuerza que había reunido para empujarla de vuelta lo llevara a inclinarse hacia enfrente.

¡LILITH!

Al girarse, viendo la habitación vacía, sus iris blancas volvieron a su azul corriente.

Experimento CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora