Capítulo 47

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Casa Memorial


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Lentamente, Tyler se dió la vuelta para enfrentar lo que tanto tiempo había ignorado, ese amigo que lo había dejado atrás pero que por su parte se había negado a buscar gracias al miedo. Su mirada enfocó primero el pecho del otro, justo donde la gema negra colgaba del hilo que reposaba alrededor de su cuello; después, recorrió con la vista su silueta, terminando por conectar con confianza en los ojos del contrario.

A pesar de todo, ninguno dió señales de alguna reacción.

—¿No me recibirás ni con un abrazo, Byron?

—No actúes como si fuéramos amigos —respondió tajante

Tyler esperaba algo como eso, desde el inicio supo que no iba a ser fácil el reencontrarse después de tantos meses, –al menos no como con Eilen–, sin embargo, le tomó por sorpresa que fuera tan directo. Vacilando en su tono de voz, continuó con el intento de conservar la charla.

—Es lo que somos, ¡mírate!, este no eres tú

Byron se silenció un momento, alternando su vista entre los ojos del menor y su pecho.

—Dame lo que quiero

—¿Lo que tú o mi padre quiere?

Tyler dió un paso atrás y apartó la mirada al notar que fruncía el ceño. Aún tenía presente lo vivido por Roly y la plática que tuvo con Eilen en el parque; ambas coincidieron en que mirarlo a los ojos y ser víctima de su control mental era igual a una derrota.

—Claro que te dijeron —lamentó Byron falsamente.

—¿Sobre tu poder y además como usas tu gema? Obvio

—Tyler, no me obligues

—¿A qué? Sólo te estoy diciendo la verdad

—Y yo solamente quiero que las cosas vuelvan a ser como antes, así que por favor, dame esa gema.

Byron extendió su mano exigiendo que la piedra fuera entregada mientras la otra permaneció escondida atrás de su espalda, preparando un ataque que no quería usar. Tyler retrocedió una vez más, haciendo que su pie chocara con la madera de la puerta detrás suyo; sus manos también se ocultaron, listo para defenderse en caso de ser necesario.

—Byron, por favor, deja esto —Suplicó, volviendo a levantar la mirada

Molesto y sin pensarlo, el mayor atacó con energía pura. Tal fue su fuerza que el cuerpo de Tyler fue arrojado hacía dentro de la casa, chocando con la escalera y la madera desgastada de la misma, provocando un estruendo al hacerla romperse; polvo se levantó haciéndolo toser forzando de más su pecho y espalda heridos, pero sobre todo, empeorando su visión nublada por el dolor.
De pronto, el plan que había organizado volvió a su cabeza, ya no podía solo hablar, no obstante rogaba que quienes estuvieran cerca fueran los indicados para ayudarlo y ya había hecho suficiente ruido para llamar la atención; desde el primer día que visitó esa casa, las palabras de Alexander se mantuvieron en su cabeza.

(...)

En esta misma calle viven dos del grupo, si sus padres me ven, seguro los llamarán a ellos ya que dijeron que estarían en mi casa

(...)

—¿Por qué nos trajiste aquí? ¿Para esconderte? —Se burló Byron mientras Tyler apenas se levantaba, costándole más de la cuenta

—¿Sabías... —Tomó un doloroso respiro obligatorio —que aquí estuvo Eilen mientras tú tenías tu berrinche y te aliabas a mi papá?... ¿Justo también cuando yo estuve solo?

Experimento CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora