Capítulo 75

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Un grupo normal

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Las prácticas continuaron.

Quienes se encontraban en los sofás no se habían detenido, al menos hasta que en un intento por formar una esfera de energía estable, esta manifestación provocó una explosión en miniatura sobre la mano de Evander. Hubo disculpas y unas cuantas bromas —sobre todo por parte de Lilith, quien estaba sentada al lado del chico en el momento del incidente— seguidas por una demostración de parte de Byron, aconsejando el cómo debería sentirse el flujo de energía en el cuerpo basándose en sus propias primeras experiencias. Vanessa también estaba involucrada en la charla, aunque prefería solo observar y dar algunas vagas recomendaciones de vez en cuando.

Asimismo, Zack y Alexander se divertían disputando partidas de nuevos videojuegos en sus celulares que desde hace tiempo tenían ganas de probar. La mayoría acababan desinstalados, y los que tenían la fortuna de quedarse en pie eran en los cuales los usuarios dedicaban buen rato de su tiempo para aprender las mecánicas.

Temprano que tarde, apareció el aburrimiento, y como en cualquier reunión normal harían, comenzaron a buscar a los demás para hacer algo al respecto.

—¿Dónde está Lucas?

—Estaba con... —David escaneó con la mirada su alrededor, buscando ser quien respondiera la pregunta de Zack. Recordó entonces lo sucedido hace media hora, por lo que desistió de su primera acción —..., con Tyler, creo

—Tyler ya está arriba —comentó Lilith, habiéndolo visto en una de las habitaciones cuando subió al cuarto de baño.

—Iré a ver atrás

Byron se levantó, llevándose consigo uno de los métodos de entretenimiento: la gema blanca, y a pesar de ello, nadie dijo nada. Parecían haberse acostumbrado a su presencia casi por completo, y ya que no era la primera vez que buscaba al otro chico, lo dejaron marchar sin protestar. Al menos no por esa parte.
Una vez desapareció, los demás continuaron la discusión.

—¡Ya me aburríííí! —David se tiró hacia atrás en la silla, jalando con el cable de los audífonos su teléfono y haciendo que este cayera boca abajo. Roly no se quejó porque, para ser honesta, cargaba encima con la misma situación.

—¿Qué quieren hacer entonces? —preguntó Evander.

—¿Jugar?

La sugerencia de la chica menor llegó de imprevisto. No sonaba a la típica sugerencia de sacar la consola y jugar unas partidas de cualquier cosa, o de tomar algún juego de mesa, ponerlo al centro y tirar los dados esperando avanzar doce casillas. Esta vez, iba con algo más implícito.

—¿Como qué?

—No sé, ¿no se les ocurre algo? ¿Escondidas? ¿Alguna cosa con obstáculos usando sus poderes? ¡Piensen un poco!

—¿Crees que tenemos el espacio para hacer algo con obstáculos?

Al tono de Alexander solo le faltaron los cuarenta años de edad encima para tener el perfecto porte de un padre enfadado.

—Si mueves los sillones...

—¡Que no!

—Alex, la última vez hicimos eso, ¿qué tiene de malo? —insistió Zack.

—Que yo recuerde, esa fue una mentira para que la señora Keller no nos descubriera. Y fue culpa de él

Cuando las miradas se posaron en David al recordar el día de su explosión de energía, se tomaron en serio el pensar qué les serviría para pasar el rato. No querían estar ahí solo aguardando su destino, así que era tiempo de crear una solución usando el mayor ingenio posible. Y no eran una o dos cabezas, eran siete. Algo tenían que lograr.

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