Capítulo 65

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Mantener las apariencias

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"¿Me pasas lo de Informática?"

Por el bien suyo y quizá el del instituto, Zack decidió no hacer ninguna broma acerca de la nota que le había llegado a su lugar. Aquel día se habían intercambiado los roles, siendo Alexander quien le pedía las tareas que no había hecho, aunque la razón era entendible y quizás por eso tampoco quiso abrir la boca. A escondidas del profesor en turno, sacó el cuaderno de la asignatura que le habían pedido, y con su teléfono tomó las fotos correspondientes a los dos esquemas que había hecho la tarde anterior, para después mandarlas por chat a su amigo.

Alexander las dejó en visto.

No se sentía con la fuerza suficiente para enviar un simple emoji o sticker, así que prefirió dejarlo así antes de humillarse con una sosa respuesta. Durante su travesía –ya que no tenía tanta experiencia en copiar a último minuto y ocultarse–, vigiló constantemente al hombre de la pizarra, cuyo tema abordaba las Eras Napoleónicas en Europa; concepto nada interesante y que poco le importaba.
Sacó de su mochila su otro cuaderno, y con el teléfono sobre sus muslos comenzó a copiar los subtemas: Virus, concepto, características... «Byron está en casa»... Origen, creadores... «El padre de Tyler la mató»... Antivirus, concepto, ejemplos... «Lilith está vigilando»... Imágenes o dibujos.

—¿Puedo ir al baño? —dijo en voz alta, levantándose abruptamente de su silla.

El aula entera dirigió su mirada hacia Alexander debido a su pregunta y la manera en que su silla se había recorrido hacia atrás. Zack estaba planeando ir con él, sin embargo, el método del profesor para salir al sanitario se lo impedía.

—Ya sabe que toma el gafete, joven, por favor, no interrumpa la clase.

Él asintió. Guardó su celular en su ropa y luego salió con el gafete que le extendieron en la puerta del aula. Algo del aire que había perdido pensando volvió a sus pulmones cuando escapó de la clase, no obstante, los pasillos se le hicieron estrechos, sin posibilidad de continuar respirando como lo haría para calmarse por completo. No necesitaba romper más lámparas que las de su propia casa, las cuales, por suerte, había podido reparar la noche anterior con los focos que compró al salir.

Gracias a la velocidad que mantuvo durante todo el camino, llegó pronto a la zona de los sanitarios. Entró y se detuvo en el lavabo, donde abrió la llave casi al máximo. Acunó sus manos bajo el chorro y lo que recogió lo estampó sobre su rostro, dejándolo escurrir por el transcurso de unos cortos minutos en los que el agua seguía escuchándose caer del grifo con violencia. 
Tenía las manos a cada lado del lavabo, las gotas ocultaban el camino de un par de lágrimas que se habían escapado, por lo que decidió no darles importancia mientras no se notaran.

Al observarse en el espejo fue como verse y no reconocerse. Odiaba notar las ojeras bajo sus ojos claros, que daban la impresión de ser más profundos de lo que realmente eran. El desastre llamado "cabello" también lo sacaba de casillas; nadie le había dicho nada, pero podía sentirlo desordenado a pesar de haberse cepillado y bañado por la mañana.

Volvió a tomar agua entre sus manos, y con cuidado la repartió entre su rostro y cabello, dándole un "mejor" arreglo del que tenía antes. Su reflejo lo saludó de nuevo mientras sonreía para sí mismo, intentando mantener esa expresión lo más natural posible. Por desgracia, falló al instante.

(...)

¿Pueden hablar menos? ¿O seguirán fingiendo que nada pasó?

(...)

El camino de vuelta se percibió casi nulo por lo perdida que estaba su mente. Entró al aula, devolvió el gafete y volvió a sentarse, sacando su celular para continuar copiando la tarea que no había hecho.

Experimento CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora