Capítulo 60

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Como aguja en un pajar

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Inconscientemente, al empezar a caminar cada persona tomó una posición específica, ideal para el rol que querían o debían cumplir como participantes del asalto. Byron ocupaba la delantera tal y como se le había obligado a hacer, aguardando un posible encuentro con Jiklo mientras que Lilith vigilaba por detrás cada uno de sus movimientos, incitándolo a seguir avanzando con intermitentes palabras en su cabeza. El resto del grupo los seguía a la par, cada uno cuidando los alrededores, a ellos mismos y cercanos.
El plan continuaba con el objetivo de encontrar la segunda gema faltante. Fuera que Byron lo supiera y lo ocultara o dijera la verdad, la encontrarían y volverían a casa, sanos y salvos como lo dictaba su meta. Para llegar a ella, giraron por segunda ocasión en uno de los pasillos de aquel lugar laberíntico, de pronto, escuchando múltiples pasos en distintas direcciones.

—¡Para atrás! —susurró Lilith.

Todos se escondieron en la vuelta trasera, cubriendo también sus propios flancos; David y Lilith se encargaban de ello al ocupar los extremos de la línea que formaban, listos para hacer uso de los conocidos campos de fuerza en caso de ser necesario. Byron no reaccionó a tiempo y se quedó en su lugar, siendo más precipitado de lo que creyó víctima de su tarea como "carnada".

Quédate para ver quién es

Ante aquellas palabras, maldijo en un suspiro. Siguió caminando, avanzando por lo menos medio pasillo más, topándose allí con el segundo chico que poseía una habilidad de fuego.

—¿También los viste? —preguntó Byron, siendo el primero en acercarse.

—Para variar, ¿Moria no te mandó a nada?

—Creía haberlo hecho

Al escuchar la voz del adulto, los dos jóvenes en el pasillo se colocaron firmes, erguidos para no mostrar señales de titubeo, mientras que el grupo en su escondite pareció encogerse en sus propios lugares. Lilith les ordenó a cada uno a través de su poder –principalmente a Tyler–, que no se movieran ni hicieran algún ruido que los delatara, puesto que se trataba de una situación en la que Byron tenía que manejarse por su cuenta para el beneficio de la misión.

—Byron, te encargué algo. ¿Por qué estás aquí?

El aludido tragó saliva antes de hablar.

—Tyler me quitó la gema y se llevó a Eilen. Estaba en búsqueda de ambos.

—Y no son los únicos —interrumpió el otro —. Hay dos chicos más aquí, uno de ellos es Lilith, ¡y tiene otra gema aparte!

El único desinformado allí era el mismo que reclamaba. Byron apartó la mirada directo a Jiklo, quien tampoco se vio afectado por la información recibida, dado que ya la conocía gracias a quien creía seguía siendo su marioneta. El adulto notó ojos azules atentos a su persona, poco después proclamando su nueva orden, esperando que esta vez se cumpliera sin fallos.

—Busquenlos, veremos si aún están aquí

Ambos chicos tomaron direcciones opuestas sin cuestionar las palabras de Jiklo, el cual se encaminó al primer piso con paso seguro. Una vez los alrededores disminuyeron su peligro, Byron hizo una seña con la mano, siendo consciente de que Lilith lo vigilaba aún desde su posición. Acto seguido, ella y los demás avanzaron, cuidadosos de no cruzar con el segundo chico, sabiendo que rondaría por ahí haciendo guardia.

—Tenemos que separarnos —dijo Lilith al tener a todos cerca.

Se ahogaron quejas, pero las miradas bastaban para entender el desacuerdo que se generó con sus simples tres palabras.

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