Capítulo 44

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Las cosas que no podemos evitar

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Malditas apuestas, ¿por qué aceptó cuando sabía perfectamente que David ganaría?. La condición era que si Roly obtenía más de la mitad de la calificación de su proyecto de Programación, el otro tendría que encargarse de hacer la comida al llegar a casa, de lo contrario, el castigo se tornaba al revés.

—¡Por fin tengo mi merecido descanso!

Alexander se burló a la vez que tomaba asiento en una de las sillas del comedor; lo que hacían los menores en el instituto no era de su incumbencia y se enteraba solo hasta llegar a casa, –y eso si ellos se dignaban a contarle–, pero cuando se trataba de situaciones de ese tipo ni siquiera se molestaba en pedir explicaciones, solo dejaba que la desgracia sucediera.
David por su parte y para molestar aún más, estaba dando "palmadas de consolación" en la cabeza de Roly; por suerte, antes de que ella estallara y golpeara el brazo de su amigo, la puerta de casa se abrió, dando la bienvenida a Eilen y Tyler quienes traían bolsas del supermercado a encargo de Alexander, sin embargo, al ver la frustración de la chica en la cocina, se detuvieron abruptamente en la entrada.

—¿Mal momento? —preguntó Tyler

—Para nada, dejen las bolsas

Tras cerrar la puerta ambos hicieron caso a la instrucción, tomando su lugar en la mesa confundidos y tratando de averiguar a qué se debía el ambiente de tensión que se tenía entre los otros tres. Luego de burlarse de nuevo, David presentó con fanfarrias a la cocinera de aquella tarde.

—¿Idea de? —Eilen miró al mayor de los cinco, asumiendo que él era el responsable.

—Fue una apuesta —aclaró David.

Alexander alzó una ceja hacia la chica que lo acusó, remarcando su inocencia. Eilen sonrió.

Al darse cuenta de que quejarse no servía de nada, Roly comenzó a hacer lo pedido, sacando de las bolsas y el refrigerador lo que necesitaba para poder empezar. Para su fortuna, Tyler se mostró piadoso de ella y la ayudó con algunas cosas en mitad de la preparación; a David esto se le hizo injusto, pero un rato después cuando la música por parte de Alexander acompañó el ambiente, a nadie más le importó.
Mientras cocinaban, tuvieron una plática sobre su día en la escuela: la chica perdedora relató la manera en que el profesor prácticamente la había humillado a ella y a su equipo con respecto al proyecto que entregaron, mostrando frente a todo el grupo su vídeo como ejemplo de cómo no quería ver las siguientes producciones que revisaría. David en ese momento comenzó a sentir pena por su amiga, pues dos puntos de cuatro que valía el proyecto iban a afectar bastante su calificación final, sabía que Roly era conocida por tener todos los trabajos de clase pero en el examen salir pésima. Alexander se encargó de consolar a ambos, diciendo que ese profesor era benevolente si te iba bien en sus clases o eras amable con él, cosa que los menores no creyeron pero decidieron dar fé a que sucedería.

Con el pasar del rato, Eilen comenzó a cantar algunas de las canciones que salían y que conocía, disfrutando avergonzada de las miradas que sus amigos le dedicaban mientras gozaban de su voz, Tyler sonriendo al poder escucharla después de tanto; no obstante, en una de las melodías la joven intentó no perder el ritmo cuando Alexander le hizo dueto, sorprendiendo a los demás también. Juntos, recibieron elogios gracias a sus voces que combinaban casi a la perfección, permitiendo así a los presentes tener un concierto en casa.

Canciones y risas más tarde, el sonido de uno de los cubiertos cayendo al piso interrumpió el buen ambiente que todos llevaban, dándose pronto cuenta de que el utensilio pertenecía a los que Roly estaba ocupando.

Experimento CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora