Fórmulas, letras y sentimientos.[•••]
Durante el transcurso de mitad de semana a fin de la misma tuvieron que formar nuevas rutinas; fuesen conscientes o inconscientes cumplían la función de mantener la paz entre los jóvenes que convivían en la misma casa. Comer separados, bañarse solo si ciertas personas no estaban, o encender la televisión aunque nadie la estuviera viendo para llenar los silencios eran solo unos cuantos ejemplos. Por otro lado, también se organizaron distintos grupos, y si antes ya había subsecciones, ahora estas parecían más confusas. Lilith y Byron eran los más estables, Tyler, Roly y David pasaban las tardes juntos, y cuando a Tyler le daba por estar solo, Alexander se unía a sus amigos, siendo más capaz de entablar una conversación, siempre y cuando se mantuviera lejos de temas comprometedores.
Aquella tarde de sábado no solo estaban ellos, Lucas y Evander habían decidido conseguir un poco de compañía extra y sumarse al ambiente de apoyo grupal.
Los tres que poseían una gema se encontraban en los sofás, viendo la televisión o usando el teléfono de alguien más para distraerse –siendo el caso de Tyler que sostenía con fuerza el de David, buscando algún video para entretenerse–, mientras los demás hablaban en la mesa, cada uno concentrado en realizar sus propios deberes y con algo de distracciones de por medio.
No era el caso de Roly, David y Evander, quienes peleaban desde hace media hora debido a un procedimiento matemático que no lograban entender; inclusive habían afirmado que si Evander no entendía, estaban perdidos o el ejercicio estaba mal.—Desde el principio falta ese término
—Se pone cero —dijo Evander, reflexionando. Iba por el decimocuarto análisis de la función.
—¿No es antes? Porque no hay "b" —cuestionó David
De vez en cuando, Alexander trataba de enfocar la vista en el cuaderno de sus amigos, solo para comprobar o revisar qué era lo que los estaba complicando tanto. Al darse cuenta, se decidió por retractarse a la cercanía, pues era algo a lo que nunca le había puesto atención en su momento, y hasta ese día, le causaba problemas al resolver ejercicios más difíciles. Prefería no ser metido en esos cuadros del demonio fuera del horario escolar.
En cambio, quienes sí estaban atentos eran los que se mantenían al margen, en el sofá y con miradas casuales hacia los de la mesa. Extrañamente, el chico que se interesó en mayor medida que los otros dos fue Byron, ya que varios de los conceptos que los chicos usaban le eran familiares. Intentó mirar a Tyler, mas él estaba distraído lo suficiente para no notar su mirada e intenciones, queriendo recordar momentos de ese tipo entre ellos. Ante la no respuesta, volvió a centrarse en el grupo, siendo tan fijo que aquellos a quienes dirigía su atención terminaron por darse cuenta.
Roly fue la primera. Apagó su teléfono donde llevaba tiempo escribiendo y al igual que el contrario se quedó quieta en un duelo de miradas. Los chicos a su lado voltearon poco después; Evander no reaccionó y David se tornó algo más serio.—¿Sabes? —preguntó Roly
Byron dudó por un instante si realmente se dirigía a él. Tragó saliva y se atrevió a contestar.
—¿Qué es?
—Ruffini —respondió David, con tono más mordaz que la chica a su lado.
Evander aprovechó en leer los pensamientos de Byron, y gracias a eso pudo escuchar el momento en que él afirmaba recordar el tema, para después comenzar a cuestionarse a sí mismo si debía acercarse o no.
—¿Puedo?
Con la propuesta hecha, Alexander comenzó a vigilar con más constancia la mesa, incluso llegó a un pacto no verbal con Lucas; un vistazo bastó para establecer una guardia alta.
Roly hizo la seña de afirmación, volteando su teléfono con la pantalla abajo antes de que el otro se acercara. Byron se levantó y avanzó con cautela, aunque rápido debido a sus piernas largas. Tanto Lilith y Tyler lo vigilaban también, una más evidente que el otro.
Una vez en posición, Byron se colocó detrás de la chica y observó el cuaderno, tardando apenas unos pocos minutos en encontrar cuál era el problema. Ocultó una diminuta sonrisa en su mano fingiendo limpiarse la nariz. Era cierto que a veces la tensión te hacía ciego de los más evidentes errores.
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Experimento C
Teen Fiction«Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa» - Alfred Adler [•••] ¿Cómo sucedió todo esto? Sería un pensamiento constante. Eilen ha traicionado a sus amigos, o eso es lo que ellos piensan, ahora, tras dejar atrás e...