Día de acuerdos***
Hace cuatro meses, antes de que todo empezara, el contenido de su chat grupal podía considerarse normal para el tipo de personas que lo conformaban: bullying amistoso, videos que se compartían con múltiples intenciones, y el planteamiento de lo que harían ese fin de semana en su reunión de rutina, llegado –después de cinco días de tortura escolar y uno más en sus hogares– el momento de pasar un buen rato juntos y descansar.
Ahora, gran parte de eso se había ido, quedando únicamente los mensajes que consistían en las decisiones que tomarían los próximos días, además de la muy, muy vaga lista de temas a tratar la próxima vez que se vieran. La hora y modo de discusión siempre estaban variando, y esa madrugada tampoco era la excepción.El receso en ambos institutos fue el elegido como ideal para una charla de carácter propio, exclusiva para los integrantes originales de aquel grupo de amigos.
En las primeras cuatro horas de clases, el reloj puso a prueba su paciencia. El paso del tiempo no parecía transcurrir como debía, y eso los alteraba más de lo que podría llegar a proporcionarles consuelo, en virtud de evitar el ambiente tenso de cada ocasión.
Sus otros amigos, e incluso compañeros ajenos a ellos, notaban lo poco aptos que estaban para el trabajo: en David y Vanessa faltaba la decoración que solían poner a los apuntes, en Roly el orden, y los demás solo estaban allí, si bien presentes, sin tomarle la debida importancia a las explicaciones. Por suerte, lograban mantener el ánimo estable respetando la antigua petición de no hacer preguntas, acción la cual los chicos agradecían a pesar del tiempo que llevaban sintiéndose distintos, con esas palabras como su único escudo ante el resto de la sociedad.La dichosa hora de recreo llegó, y como acordaron, los de aquel instituto se juntaron lo más pronto posible en la sala de profesores, siendo David el responsable de recibir la llamada de Lucas desde el otro lado de la vecindad. Al contestar –una vez acomodados los cinco en sus sillas–, fueron golpeados por la súbita estática de red, de la que algunos se atrevieron a quejarse en voz alta.
—¡Esperen!
Gracias a la entrecortada voz de Evander y la mala señal que parecían manejar del lado contrario, en el par de chicas se provocaron bajas risas que duraron un simple instante, solo hasta que el audio se estabilizó. Un crujido en el micrófono indicó que se habían puesto audífonos para compartir la conversación, y a su vez, para esconderla de sus alrededores por seguridad.
—¿Mejor?
—Con ruido de fondo, pero se soporta —respondió Roly
A partir de ahí, cada uno se hizo con una postura seria, otros más se mostraron abiertamente nerviosos, y solo uno, Alexander, parecía estar completamente indiferente de la situación.
—Entonces, hablando en serio… —inició él, contrario a lo que su fachada tenía la decencia de mostrar —. Ya que estamos todos enterados, ¿qué se hace?
—Pensé que serías tú quien lo diría —le acusó Evander
Manejaban el tiempo a contrarreloj, por lo que no se dio a sí mismo la oportunidad de contestar de mala manera. Disponían sólo de veinte minutos para llevar a cabo lo planeado, así que tenían que aprovecharlo.
—Tienes a tres individuos en casa que ni siquiera son de ahí, ¿por qué no empiezas por eso? —exigió Lucas
El centro de atención se dirigió pronto al dueño de la Casa Mayor, quien contestó sin tanto circo o malabar.
—Tyler se quedó gracias a Roly, Lilith no es un problema, Byron…
—Él es otro cuento, primero los simples —replicó Zack
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Experimento C
Teen Fiction«Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa» - Alfred Adler [•••] ¿Cómo sucedió todo esto? Sería un pensamiento constante. Eilen ha traicionado a sus amigos, o eso es lo que ellos piensan, ahora, tras dejar atrás e...