Capitulo 68

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Ausencia

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—¿Qué?

El hecho de que Lilith fuera la primera en preguntar acerca de la situación aumentó la preocupación notable en el rostro de Byron. Si ella no sabía, ¿quién más?, pues las caras de los otros tres presentes en la sala –las mismas de intriga y confusión que la joven mayor–, aclaraban todo por su parte sin la necesidad de preguntar.
¿Sería acaso algún tipo de paseo matutino? ¿Desde cuándo Tyler hacía eso?
Byron intentó relajar su expresión, convenciéndose de que no era significativo y solo estaba poniéndose de más paranoico.

—Nada... Lo buscaba para... —Sin terminar sus palabras, puso un pie en el escalón que continuaba en ascendente —. No está

Una vez dicho eso, comenzó a subir de nuevo sin esperar algún comentario al respecto de lo que dijo. No obstante, tampoco pudo evitar escuchar la conversación que se originó en el piso que dejaba atrás, provocando en su pecho una mala sensación que prefirió ignorar por el momento.

—¿Él suele salir o algo? —preguntó Lilith, ignorante a las viejas rutinas de la Casa Mayor.

A pesar de ya contar con la respuesta de antemano, Byron apresuró el paso, incómodo tras escuchar a David negando firmemente.
Llegó de vuelta a la habitación individual sin percatarse de que Lilith había ido tras él. Ella apareció en la puerta ralentizando su carrera, habiendo subido a pie tomando en cuenta a Alexander y su petición del día anterior; aunque esa en realidad no fuera su principal preocupación.

—¿Cómo que Tyler no está?

—No, pero hay una primera vez para todo, ¿no?

—Byron, cálmate —se apresuró a decir al escuchar la voz temblorosa del contrario —. ¿Qué traes? Solo salió

Él tomó con fuerza súbita el cuello de su playera, posteriormente jalándolo hacia abajo para mostrar el objeto faltante sobre este.

—La gema también desapareció —soltó sin más titubeos, encontrándose a sí mismo un instante después hablando a más velocidad que antes —. Te juro que la dejé en la mesita, donde la he estado dejando estos días, ¡y en su lugar cuando me desperté estaba la pulsera de Eilen! ¡Tyler tenía esto!

Sostuvo enseguida el nudo del accesorio que sacó de su pantalón, enseñándolo a Lilith con creciente desesperación y lagrimillas formándose en sus ojos. Ella bajó la mano contraria con la suya, para luego cruzarse de brazos y tomar el puesto de ser razonable, a pesar de que por dentro, los nervios empezaban a hacer mella de igual forma que con quien tenía enfrente.

—¿Estás... seguro?

—Creo que puedo saber perfectamente si tengo o no algo importante

—Okey, entiendo, sí, pero si no ¿dónde está Tyler?

—¡¿Me pondría así si tuviera alguna idea?!

Lilith sostuvo a Byron por los brazos. Él rechazó el contacto la primera vez, sin embargo, al segundo intento de la joven pensó mejor las cosas, notando el ejercicio de respiración que de forma indirecta le estaba pidiendo hacer. No quería volver a perder el control gracias a sus emociones, así que dejando de lado su mar de pensamientos y sintiéndose increíblemente estúpido, acató la orden, durando así un par de minutos. Sus pulmones dejaron entrar y salir el aire que con cada respiración manejaban, oxigenando sus sentidos y brindándole una mejor capacidad de pensar.

—Byron —Lilith volvió a llamar su atención, y él bajó su mirada hacia la de ella, deteniendo el ejercicio —. ¿A qué temes?

Él frunció el ceño y permaneció con la vista en la de la otra.

Experimento CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora