55. Max

802 115 34
                                    

Como suele ocurrir últimamente, la tienda esta abarrotada, y Esteban, afortunadamente, no tuvo tiempo suficiente para 'vigilarme' como siempre lo hace. Como si lo necesitara cerca para cuidar mi trabajo. Simplemente no puede soltarme. Honestamente, estoy empezando a pensar que puede envidiarme o algo así, porque en serio, a lo largo de los últimos años siempre encuentra la manera de criticarme por lo que sea.

Aunque no podría importarme menos. Hay tanta gente alrededor, tanta gente pidiendo ayuda, o incluso sugerencias, que no puedo permitirme el lujo de preocuparme por su presencia. Esteban siempre ha sido insignificante. Es simplemente un gran dolor de cabeza con lo que he aprendido a lidiar desde que firme para este trabajo. Y de todos modos no es que vaya a quedarme aquí mucho tiempo. Muy pronto terminare con la universidad y finalmente podre trabajar en otro lugar.

Una vez que terminé de ayudar a una señora que intentaba encontrar el álbum que quería para la amiga de su hija (lo que me llevó a escuchar toda una historia sobre que la fiesta de cumpleaños era demasiado pronto y la niña no le aviso a tiempo para pensar en algo bueno para regalar). Y muchas otras quejas maternales a las que apenas preste atención, le mostré el camino hacia el mostrador, suspirando aliviado una vez que me liberé de la necesidad de platicar.

En mi camino de regreso entre las varias filas de CDs, me encontré con alguien, disculpándome cuando me di cuenta de que ese cabello oscuro y ese cuerpo delgado no me eran desconocidos. En realidad, antes de que pudiera llegar a su rostro, ya estaba sonriendo, tomándola en mis brazos para abrazarla.

"Kellyyyyy." Me detuve, observando mientras ella hacia todo lo posible por deshacerse de mi agarre para poder devolverme el abrazo. "¿Que estas haciendo aquí?" Fue lo primero que le pregunté después de ponerla de nuevo en el suelo, indicándole que me siguiera mientras yo me alejaba lo mas posible de Esteban.

"Es bueno verte a ti también, Max. Y bueno, vine aquí gracias a ti. Hace tiempo que no me llamas, a veces hasta me pregunto si todavía somos amigos." Dijo, sonriendo con tristeza, y por un segundo me sentí culpable. Nunca quise actuar como si la hubiera olvidado por completo, pero he estado tan fuera de este mundo que ni siquiera me di cuenta de cuanto estoy dejando atrás.

"Lo siento mucho, Kelly. Sabes que no es mi intención, ¿verdad?" Ella asintió ante mis palabras, y luego mi mirada se centró en alguien detrás de ella, caminando confusamente por la tienda, obviamente buscando algo que no podía encontrar. Lo que me recordó: todavía estaba en el trabajo. "Oye, ¿puedes fingir que en realidad estas buscando algo? Necesito al menos fingir que estoy haciendo mi trabajo." Susurré, medio sonriéndole mientras ella asentía de nuevo, riendo.

"Max Verstappen ni siquiera puede trabajar correctamente, que vergüenza." Se burlo Kelly, dándose la vuelta y fingiendo interés en algunos álbumes en particular, mirándolos y mirándome como si tuviera una duda real. "¿Así que, que has estado haciendo últimamente?"

"Ya sabes, atrapado entre aquí, la casa y la universidad. Mi vida no es exactamente lo que la gente llama interesante." Dije simplemente encogiéndome de hombros. Después de todo, era verdad. Toda mi vida se basó en esos tres lugares, excepto por los pocos días en que decidí salir de mi rutina. Y esos fueron realmente pocos.

Como el sábado con Carlos, Rebecca y Charles. Que, por cierto, fue un día divertido. Charles y yo realmente no regresamos del bar tan pronto como pensábamos, y mas tarde, Carlos y Rebecca casi nos matan. Carlos estaba preocupado por nuestra seguridad, enloqueciendo porque honestamente pensó que algo nos había pasado. Rebecca, por otro lado, estaba muy enojada, maldiciendo al mundo entero porque Charles y yo habíamos desaparecido con el auto de su mejor amiga.

Después de todo, todo salió bien y Charles paso la noche en mi casa. El tipo estaba totalmente destrozado y todavía estaba muy alterado. La angustia puede volver loca a la gente. Si todavía no se había emborrachado en el bar, seguramente lo hizo en mi sala, bebiendo cada cerveza que encontraba en mi refrigerador tumbado en mi sofá y cantando completamente desafinadas algunas canciones deprimentes.

Daño |  ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora