Daño | Chestappen

73. Max

La semana pasada había sido increíble, de verdad. Bastante surrealista. Honestamente, no había nada mejor que despertarme cada mañana durante siete días seguidos a lado del hombre del que estaba completamente enamorado.

Incluso si tenia que trabajar, y Checo también (desafortunadamente, no podíamos renunciar a todo para estar juntos), e incluso si temía que el no volviera en las noches, el siempre llegaba. Tocaba el timbre dos o tres horas después de yo haber llegado a casa de la universidad. Además, el siempre estaba en mi departamento durante mi hora de almuerzo y cocinaba (incluso cuando yo insistía en que no debería hacerlo) o salíamos juntos.

Las dos horas que tenia libre entre el trabajo y la universidad, hablábamos y simplemente pasábamos tiempo juntos durante aproximadamente una hora, luego el se preparaba para ir al club, y si una vez terminando todavía le quedaba tiempo, simplemente nos abrazábamos en el sofá.

Pero algo andaba mal.

Desde hace un tiempo – no estaba seguro exactamente cuando empezó – el esta actuando de manera extraña. Cada vez que hacíamos el amor el ya no me tocaba como antes; cuando trate de mirarlo a los ojos, el desviaba la mirada y comenzaba a mirar algo detrás de mi o incluso sus pies. El me daba la espalda en la cama antes de dormir, y me di cuenta de que tardaba mucho mas que yo en conciliar el sueño.

Cada vez que intentaba preguntarle al respecto, el decía algo como "estoy bien", o "no es nada importante" o un simple y evasivo "todo bien", con un movimiento de hombros que básicamente no revelo nada.

Pero estaba empezando a molestarme, esa es la cuestión.

Sergio estaba diferente de repente y comencé a preguntarme si había hecho algo mal. Pero claro, no había hecho nada diferente de lo que había estado haciendo antes. Y todavía teníamos una semana antes de que Lance regresara, así que no podía ver ninguna razón por la que el comenzara a preocuparse ahora mismo.

Pero tal vez el se cansó de mi amor. La idea me asusto mucho. No podía perderlo; me había encariñado demasiado con su presencia desde que nos conocimos hace meses, y me había enamorado demasiado rápido como para siquiera pensar en detenerme. Y, sinceramente, no puedo imaginar un escenario en el que intentara detenerme; sin considerar el efecto que Sergio había tenido en mi desde el principio. Nadie que hiciera que mi corazón volviera a latir mas rápido después de tanto tiempo podría ser fácilmente olvidado.

Y allí estábamos de nuevo, mirándonos fijamente con un silencio incomodo flotando entre ambos. Sergio tenia su helado entre sus manos, sus ojos fijos en los míos por un breve momento que fue mas que suficiente para hacernos sentir incómodos a ambos. Estábamos en el parque – idea mía – ya que creí que seria bueno para nosotros pasar un tiempo lejos de mi aburrido departamento y de la rutina tan aburrida a la que nos habíamos adaptado.

Sin embargo, todavía estaba raro, alternando entre mirar sus dedos torpes sosteniendo la cuchara y las varias personas que caminaban frente a nosotros, pasando rápidamente, tratando de alcanzar la calidez y la comodidad de estar en casa, probablemente. Y, bueno, la idea me hizo darme cuenta de que probablemente yo estaba loco, por estar aquí en este momento, con este clima, pero no me importaba nada. Estaba harto de estar en casa, harto de no ver el mundo.

Incluso si era un mundo cubierto de nieve blanca.

Sin embargo, Sergio estaba completamente loco, termino con su helado y arrojo el vaso a la basura con un suspiro y un murmullo de "tal vez debería comprar otro", mientras la cucharita de colores todavía la sostenía entre sus labios.

"Vas a contraer neumonía si no te detienes. Hace mucho frio, Sergio. ¿No prefieres tomar un café caliente, un te o lo que sea?" Pregunté, mirándolo fijamente, sacudió la cabeza obstinadamente, extendiendo las manos hacia mi, ofreciéndome ayuda para levantarme.