Daño | Chestappen

51. Max

Estaba tan seguro de que no había sido mas que un sueño que en realidad me desperté suspirando, frotándome los ojos perezosamente y mirando al techo durante largos minutos antes de que finalmente girara la cabeza hacia un lado para poder ver el espacio vació a mi lado...

Pero si todo hubiera sido solo un sueño, ¿por que podía sentir su olor tan perfecto, tan fuerte, y vivo todavía? ¿Por que todavía podía sentir mis brazos tan calientes y hormigueantes debido al contacto de nuestra piel? No pudo haber sido solo un sueño. Todo parecía tan real; las emociones, el intercambio de miradas, sus palabras, sus labios...

Por otra parte, me convencí de que efectivamente había sucedido. El había estado aquí la noche anterior, salimos y el se acostó aquí conmigo. Lo tuve toda una noche, compartí con el parte de mi pasado y nos abrazamos toda la noche. Fue real. No estoy loco. Al menos no todavía; no he llegado a ese punto.

Pero bueno, no podía esperar despertarme con el a mi lado, ¿verdad? Seria querer demasiado. Por supuesto que se iría antes de que yo pudiera despertar. Probablemente estaba en casa ahora mismo, tratando de hacerle creer a Lance que realmente había pasado la noche en casa de Angel, actuando como si ni un solo segundo de nuestra noche hubiera pasado. Aunque se que el no lo olvidará. Se que el estará pensando en ello todo el tiempo hasta que nos volvamos a ver, tal como lo haré yo. Reviviendo cada momento, porque. Porque fue perfecto.

Ojala pudiera quedarme un poco mas en la cama, pero ya me molestaba demasiado el estomago. Y el olor a comida no ayudaba en nada. Realmente odiaba a mi vecino los sábados por la mañana; siempre hacia eso de obligarme a levantarme de la cama para comer mis horribles cereales mientras el parecía tener una comida completamente deliciosa a las 10 a.m.

Tan pronto como aparté la manta, me encogí, odiando el frio que hacia hoy. Ya no llovía, solo caía una ligera llovizna, pero aun así, el aire llevaba el frio a todas partes, e incluso un poco de neblina. Después del desayuno, seguramente volvería a la cama e ignoraría todas las cosas que tenia que hacer. Estaba en depresión por Michel. Su ausencia siempre me hacia sentir así. Especialmente después de momentos como el de anoche.

Todavía medio dormido, salí de la habitación y me dirigí tambaleándome hacia la cocina. Pero me detuve tan pronto como llegue a la sala, me congele en el lugar y me di cuenta de que el olor a comida no provenía del departamento de mi vecino. Era de aquí. Y eso solo podía significar...

Mi corazón casi sale de mi boca cuando lo vi allí, apoyado en el fregadero mientras miraba el suelo, usando mi hoodie. Le quedaba tan grande, las mangas eran tan grandes que tuvo que doblarlas un par de veces para poder verse las manos. Se veía tan bien.

Trague saliva y el debió haberlo escuchado, o tal vez había hecho algo mas para llamar su atención, porque levanto la vista, me miro y sonrió tímidamente, inclinando un poco la cabeza hacia un lado antes de mirar rápidamente al horno. Y todavía no podía moverme, porque mis ojos estaban demasiado ocupados mirándolo de pies a cabeza, tratando de guardar cada detalle de esa escena dentro de mi cabeza. El estaba aquí.

"Buenos días." Dijo finalmente, ignorando lo que estaba mirando y concentrándose nuevamente en mi. Cuando no dije nada, el parecía un poco... ¿asustado? Y evito mirarme a los ojos. Espera, ¿había hecho algo? "E-espero que no te importe que tome prestado esto..." Susurro, señalando el hoodie que llevaba puesto. "Lo encontré en tu baño y hace frio, lo volveré a poner allí mas tarde."

Bueno, no sabia exactamente que estaba pasando, pero todavía no podía moverme. Y yo estaba tan lejos de el, mirando su pequeña figura desde la puerta del pasillo mientras el estaba en la cocina, esperando nerviosamente que dijera algo cuando no podía. ¡No podía! El tiene este tipo de hechizo sobre mi.