74. Sergio

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Había estado mirando su puerta durante unos quince minutos. No era como si estuviera pensando en volver, sabiendo que el estaba tan decepcionado conmigo como yo, pero tampoco podía obligarme a alejarme. Solo la idea de pasar la próxima semana completamente solo – sin las caricias de Max – era aterradora, y no podía dejarlo pasar.

No había sido exactamente la mejor de las semanas, debo admitir, pero no pude evitarlo. Desde su confesión, todo lo que había dentro de su departamento parecía tener mucho mas significado. Era como si cada rincón tuviera un recuerdo de su ex novio, incluso si no había nada particularmente parecido a el allí.

Cuando fui a la cocina, allí estaba esa taza y una que otra cosa que sus amigos probablemente le dieron solo para bromear, pero aun así me hicieron pensar en Daniel. Y si yo tenia esa reacción, Max ciertamente también la tiene. En el baño, había un par de frascos de perfume escondidos detrás de todos los suyos, algo que nunca había notado antes, pero ahora gritaban 'oye, todavía estoy enamorado del chico que murió hace años y tu simplemente estas siendo una distracción'.

En el fondo de su cajón, todavía estaba la fotografía y el anillo (ni siquiera se había molestado en deshacerse de ellos), entonces, ¿como se suponía que iba a creer que realmente lo había superado? Además, allí había algunas prendas, que tampoco eran de Max; los padres de Daniel probablemente se las dieron a Max porque el era muy cercano a el desde siempre, y no se. Lo mas probable es que todavía llame a sus padres de vez en cuando para hablar con ellos como si fueran viejos amigos, solo para tener algo de el que todavía este vivo a lo que aferrarse.

Durante toda la semana mi cabeza había estado dando vueltas en torno a esas pequeñas cosas todo el tiempo, y sabia – Dios, por supuesto que sabia – que había estado distante; sabia que había actuado completamente diferente con el, sabia que ya no podía tocarlo apropiadamente, ¡porque maldita sea! El esta tatuado en su cuerpo. ¿Cómo se suponía que iba a ignorar los recuerdos grabados en su piel? ¿Se suponía que debía mirar los tatuajes, sonreír y decir, 'oh que bonitos'? 'Estabas perdidamente enamorado de el, pero lo superaste gracias a mi, así que esta bien eso'. Lo siento no puedo obligarme a hacer eso.

Max probablemente me odiaba ahora mismo; estaba tan harto de tratar conmigo. Y quería, tenia muchas ganas de volver a entrar y caer de rodillas, pedirle perdón, que entendiera, aunque probablemente no le daría explicaciones porque diría que estaba loco; que el me quería a mi, no a el, o lo que sea.

Necesitaba su tiempo. Yo también. Y con eso en mente, finalmente reuní las fuerzas para darme la vuelta y bajar las escaleras hacia la calle, siendo recibido con frio, nuevamente.

Ahora hacia aun mas frio.

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Fue aun mas estúpido de mi parte ir al antiguo café del padre de Alex, cuando el propio Alex no estaba aquí (normalmente era el con quien hablaba cuando no tenia absolutamente a nadie mas, y ahora ni siquiera lo tenia a el), pero aun así lo hice. El letrero tenia una de las letras completamente negra, y las otras que aun brillaban en rojo estaban borrosas por la neblina.

Tan pronto como entre, sentí el calor de la calefacción golpeándome y al instante sentí que todo estaba un poco mejor. En la mesa del fondo solo estaba el grupo habitual de ancianos, así que tome el mismo taburete en el que siempre me sentaba y me deje caer en silencio, poniendo los brazos sobre el mostrador y escondiendo la cabeza entre ellos.

"Mira quien esta aquí." Dijo una voz aparentemente dirigida hacia mi, y levante la vista lentamente, observando como un par de ojos cansados me miraban fijamente.

"Señor, Albon." Asentí a modo de saludo, enderezándome en el taburete y jugueteando con los dedos, tratando de fingir una sonrisa que fracasó por completo.

Daño |  ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora