Tenía desesperación en mis ojos y me asegure de hacérselo saber mientras tenía su piel fuertemente apretada entre mis dedos. Incluso el hizo caso omiso por un segundo, pero no podía dejarlo ir; no todavía. Debo admitir que me gusto la textura de su piel que contrastaba con la mía; tan frio y suave, casi sintiéndome como si estuviera tocando una pluma. Podría mantener mi mano allí quizás demasiado tiempo, pero al mismo tiempo no podía. Yo no estaba allí para sujetarlo; yo estaba allí para evitar que se fuera. Yo estaba allí para evitar que él se fuera.
Después de todo, no debería ser gran cosa; no tenía miedo de cuidar a Angel yo solo, en absoluto. Sería un placer estar con ella, poder pasar tiempo con esa pequeña preciosidad, como siempre. Entonces, claramente, esa no era la razón por la que todavía estaba sujetándolo. Y no era porque quisiera tenerlo cerca tampoco; al menos, esa no era la única razón. No mentiré y diré que no me emocione cuando Angel me dijo que iba a estar allí, o minutos antes cuando la pequeña dijo que estaban hablando de mí, pero fue sobre todo por su elección de palabras.
Tenía que significar algo. Tenía que ser la segunda oportunidad por la que he estado pidiendo durante todos estos años; la señal que le he pedido mil veces a Dios, que me deje hacer lo correcto, que me deje corregir mi error. Tal vez no puedo retroceder el tiempo y cambiar lo que había hecho, pero ahora estaba en la misma situación y podía hacerlo diferente. Iba a hacerlo diferente. Michel no iba a marcharse, ni siquiera el soportaba verme, aunque pensaba que eso era lo mejor para él, no lo dejaría ir a casa.
Era una situación bastante habitual, ¿no? Pero había aprendido con el tiempo que el destino convierte todo lo habitual en un desastre en cuestión de minutos. Cuando las palabras salieron de su boca sentí el corazón en la garganta, sus siguientes acciones me hicieron ahogarme en el aire. Eso no puede ser una coincidencia. Eran demasiado parecidos para ser simplemente una coincidencia. Incluso la mirada en sus ojos era la misma que... - No podía. Ni siquiera podía soportar pensar en su nombre. Tuve que alejarlo. Él estaba enterrado en el fondo de mi mente y allí permanecería...
Podía sentir que mis ojos se llenaban de lágrimas, al mismo tiempo que observaba la mirada confusa de Michel pegada a mí. Tenía el ceño fruncido y me di cuenta de que se estaba preguntando que mierda estaba pasando en este momento. Y apuesto a que esas fueron sus palabras exactas.
Tragué fuerte, recomponiéndome, y después de lo que parecieron largos minutos, abrí la boca para hablar, con su brazo todavía bajo mi agarre. Había algo agradable en tocarlo, sentir su aroma y el hecho de que no lucho por deshacerse de mis manos. Había una pequeña cosa que brillaba ligeramente dentro de mi cada vez que pensaba en el – y créeme, he estado haciendo eso mucho últimamente – y el hecho de que ahora estaba sosteniéndolo me hacía sentir como si fuera un adolescente otra vez; teniendo los mismos sentimientos que tuve el día que di mi primer beso.
"Yo-..." Intente empezar a hablar, pero las palabras aun no salían de mi boca. ¿Qué debería decir? No podía decirle la razón por la que todavía lo estaba sujetando, no podía hacerle saber por qué, por un solo momento, me puse tan frágil. "Mira, sé que no te agrado y lamento aparecer en tu vida, pero Angel no tiene nada que ver con eso. Si amas a esa niña, no la dejaras por mi culpa." Finalmente pude decir las palabras y Michel me puso los ojos en blanco. Pero había algo detrás de ese comportamiento rebelde; tal vez había visto... ¿miedo? "No voy a tomar tu lugar, Michel." Ante esas palabras, sus ojos se abrieron y tuve que contener las ganas de reírme de él. ¿Entonces eso es lo que estaba pasando? ¿Qué yo estaba tomando su lugar? No había manera de que pudiera hacer eso, Angel amaba demasiado a este tipo como para permitir que alguien lo reemplazara.
Después de un largo rato mirándome profundamente a los ojos, el pareció suavizarse, y justo antes de soltarse de mi agarre y regresar a la casa, podría jurar que lo vi sonriendo levemente. Habría sido imposible notar esa ridícula sonrisa si no estuviera prestando tanta atención a sus rasgos.

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Daño | Chestappen
FanfictionNo te enamores de mi... estoy demasiado dañado para ti. ¿Qué estaría dispuesto a hacer por amor?