Daño | Chestappen

83. Max

Era pacifico de alguna manera, simplemente estar con el y despreciar al mundo entero que nos rodeaba; despreciando el hecho de que eran mas o menos las 3 de la madrugada y tenia que levantarme alrededor de las 7 para ir a trabajar; despreciando el hecho de que el ahora estaba viviendo con Alice, y probablemente ella y su hija estarían dormidas en este momento, Y Checo perturbaría su sueño cuando lo deje allí. Esa y muchas otras razones simplemente me parecieron ociosas en este momento, y me di cuenta de que el pensaba igual que yo, porque cada vez que yo hacia cualquier movimiento intentando ponerme de pie, el me golpeaba cualquier parte del cuerpo como diciendo 'no te levantes'.

Todos los demás niños se habían acostado hacia unas dos horas, a las monjas no pareció importarle que tanto Sergio como yo decidiéramos quedarnos un rato mas.

Salí de mi trance una vez que sentí un beso prolongado presionar mi mejilla nuevamente, esta vez mucho mas largo que los demás, y luego sus labios en mi piel dejaron un suave rastro hasta llegar a mis hombros. Checo también dejo un beso allí, por encima de todas las capas de ropa, e incluso si no podía sentir adecuadamente el calor de sus labios, podía sentir el calor del efecto que me causaba saber que estaban allí. No se parecía en nada al calor que sentía cuando estábamos piel con piel, acurrucados en mi cama, pero era el tipo de calor que comenzaba en mis dedos de los pies y subía reconfortando cada un solo lugar en mi cuerpo. Era el tipo de calidez que me hacia sentir saciado, feliz y estúpido sin ningún motivo.

La luz de la luna que se filtraba a través de la ventana en lo alto de la pared, golpeo la piel de Sergio silenciosamente, solo un pequeño destello, haciéndolo brillar. La mitad de sus rasgos estaban ocultos en la oscuridad, mientras que la otra mitad simplemente brillaba con vida silenciosa. Era hermoso. Tan hermoso que me quedé completamente sin palabras. La mera visión de el arrojó en mi mente varias palabras refinadas y clichés, que surgieron literalmente de la nada.

"Probablemente deberíamos irnos." Murmure finalmente, perturbando el silencio en un segundo, dejando que las palabras se desvanecieran de la nada, esperando una respuesta que no llegó, algún tipo de oposición de cualquier manera; algún cambio en la respiración, un movimiento ligero, un sonido triste. Cualquier cosa.

Pero no llegó nada.

"¿Checo?" Lo intenté de nuevo. El no volvió a decir nada.

Y entonces, cuando me moví para chocar mi hombro contra el de el, fue cuando me di cuenta de que sus ojos estaban cerrados. Estaba dormido, apoyado en mi hombro, su mano izquierda colocada ligeramente sobre mi muslo y la derecha alrededor de mi brazo.

Antes de atreverme a molestarlo, sonreí un poco, memoricé su apariencia suave y frágil, y luego lo hice, con calma, le di un codazo en los costados. "Checo, Checooo."

"Mmmmh."

Me reí suavemente ante su gemido antes de repetir mis movimientos. "Sergio, despierta. Es tarde. Tenemos que irnos a casa."

"No... yo, solo... cinco minutos mas."

Me reí de eso, tapándome la boca con una mano justo después, el sonido resonó en la habitación mucho mas fuerte de lo previsto.

"Checo, no estas en la cama, no puedo dejar que te quedes cinco minutos mas. En el momento en que me levante, te enfrentaras a tierra firme." El discurso no pareció tener mucho éxito, una vez que su rostro solo se arrugó en una breve molestia antes de volver a caer en pura paz. "Te dejo." Dije, soltando nuestros brazos y alejándolo, la falta de contacto obtuvo un resultado. Lo cual no era un Sergio feliz.

"Eres malo." El gruñó, frotándose la cara con las manos y parpadeando un par de veces para concentrarse en algo. Sin embargo, sus ojos todavía estaban entrecerrados y su rostro reflejaba pura somnolencia, así que no creí que estuviera pensando mucho en sus acciones. Señale hacia el otro lado una vez que el me agarró las manos, que ya estaba de pie, y arrojó sus piernas al otro lado del asiento. "Guíame por favor, mantendré mis ojos cerrados."