87. Max

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 "Max, ¿puedo hablar contigo un segundo, amor?" Un ligero toque en mi codo me alejo de la pequeña charla que estaba teniendo con Charlotte y Carlos. Cuando me di la vuelta, fue para mirar a mi madre con la boca apretada en una linea y sus ojos mostrando una especie de culpa.

"Claro." Sonreí con cariño, volteándome para hacerles saber a estos dos que me iba a ir; también les dije que volvería enseguida.

Cuando volví a enfrentarme a mi madre, ella se dirigía a la cocina, sonriendo a algunos invitados antes de desaparecer por la puerta blanca. Solo me tomó unos segundos alcanzarla y pronto estaba cerrando la puerta detrás de mi, observando como ella se equilibraba con un brazo presionado contra un taburete, con la espalda apoyada en el mostrador.

"¿Todo bien?" Pregunté después de unos segundos de silencio, mi madre no hacia nada mas que mirarme.

Ella exhalo un largo suspiro y sacudió levemente la cabeza. "Max, por favor no me odies." Dijo primero, sin mirarme del todo. Su mano jugueteo con el dobladillo de su camisa y sus dedos se movieron casi imperceptiblemente.

"¿Que hiciste, Sophie?" Pregunté, con la voz un poco burlona. Ella sabia que en realidad no lo decía en serio, la forma en que sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa demostrando mi teoría. Cuando volvió a quedarse en silencio, camine hacia ella y coloque una de mis manos sobre su hombro. "Mamá, vamos, escupelo. Sabes que no puedo odiarte, ¿no?"

Finalmente levantó la vista para mirarme a los ojos, los suyos parecían mucho mas culpables ahora. Estaba empezando a preocuparme.

"Max, me alegra mucho que finalmente hayas decidido dejar atrás ese amor infantil tuyo." Comenzó, frotando una mano tranquilizadora sobre mi pecho, pero de inmediato me alejé de ella, asumiendo una posición defensiva sobre sus primeras palabras.

"No fue un amor infantil, mamá. ¿Cuántas veces tendré que decirlo?" Escupí entre dientes, mirándola mientras ella ponía los ojos en blanco y exhalaba otro largo suspiro.

"Oh, vamos Emilian. Por el amor de Dios, eras un adolescente. Deja de darle tanta importancia solo porque no pudiste encontrar otra pareja después de eso." Gruñó, dando dos pasos hacia adelante para que pudiéramos estar cara a cara nuevamente. Retrocedí dos pasos.

"No quería encontrar otra pareja después de eso. Y fue un gran problema, ¡pero no voy a discutir eso contigo otra vez! Solo te pedí que respetaras mis pensamientos pero ni siquiera puedes-"

"Esta bien, Max. Suficiente de eso. No te llamé aquí para hablar de eso otra vez." Me interrumpió, sin molestarse en acortar la distancia entre nosotros esta vez. Arqueé una ceja y cruce los brazos sobre el pecho como para que siquiera hablando, y así lo hizo. "Te llamé aquí para hablar sobre tu nuevo novio."

Fruncí el ceño, descrucé los brazos y los dejé caer junto a mis piernas. "¿Que hay de el?"

"Creo que el no es tu tipo, Max. Hay algo extraño en el y creo que eventualmente saldrás lastimado. Y lo ultimo que quiero es que vuelvas a pasar por todo ese drama." Razonó, con voz cuidadosa, escudriñando mi expresión.

"¿Quien eres tu para juzgar si el es mi tipo?" Respondí al instante, sin siquiera pensar en mis palabras.

"¿Disculpa? ¡Soy tu madre, señor! ¡Mira como me hablas!"

Al instante me sentí culpable por el tono que use con ella. Aunque todavía estaba hirviendo de ira. Incluso si era mi madre, nunca había hecho un esfuerzo por comprender por lo que yo había pasado y no estaba dispuesto a permitir que volviera a hacerlo.

"No dejare que tu obsesión arruine mi relación, mamá." Hablé lentamente después de respirar profundamente, manteniendo los ojos cerrados para evitar la mirada severa que probablemente me estaba lanzando.

Daño |  ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora