El estaba parado frente a mi completamente en silencio, la nieve descongelando en sus pestañas, sus mejillas rosadas debido al frio, y no sabia si dar un paso adelante y abrazarlo o cerrarle la puerta en la cara. Estaba aun un poco borracho y aun no podía entender por que el había actuado de manera tan ridícula durante toda la semana pasada.
El silencio se prolongó un poco mas antes de que el abriera la boca brevemente, la cerrara inmediatamente después y luego intentara hablar una vez mas. "Ignoraste todos mis mensajes." Dijo, encogiéndose de hombros como si no fuera mucho, aunque podía escuchar la decepción de su voz.
Bueno, no es tan agradable cuando estas del otro lado, ¿verdad?
"Podrías haber llamado." Dije simplemente, todavía mirándolo, incapaz de moverme. Mis nudillos estaban apretados con fuerza contra el pomo, mis pies parecían pegados al suelo y mi corazón golpeaba contra mi caja torácica. Si era por enojo, emoción, no lo sabia muy bien.
"Podría haberlo hecho." Coincidió Sergio asintiendo y mirando hacia abajo. Y esta parte de mi tenia muchas ganas de abrazarlo, hablarle y cuidarlo; pero había otra parte que estaba harto de la incertidumbre de todo este asunto, y por eso esta me detuvo en mi lugar. "¿Puedo pasar por favor?" Suplicó después de unos momentos, frotándose los brazos con las manos. "Realmente necesito hablar contigo y me estoy congelando."
Y ante eso, finalmente me hice a un lado, pareciendo encontrar los músculos de mi cuerpo. El asintió antes de pasar a mi lado, deteniéndose por completo una vez que miro a Rebecca en mi sofá. Rebecca, como la persona amigable que era, agito una mano en el aire, a lo que Sergio solo le devolvió la mirada.
"Rebecca, el es Sergio. Sergio, ella es mi amiga Rebecca."
Rebecca le lanzo una sonrisa, mirándome con preocupación por un breve momento y luego recomponiéndose. "Encantada de conocerte finalmente, Sergio. Ha estado hablando mucho de ti."
Podría jurar que el tono rosado de las mejillas de Sergio se volvió mas oscuro. "Supongo que no son cosas buenas." Fue su respuesta, encogiéndose de hombros y yo tuve que poner los ojos en blanco. Porque, por supuesto, el pensaría que solo me quejaría de el. Por supuesto.
"Bueno, el no se queja mucho de ti. La mayor parte del tiempo esta ocupado hablando de sexo."
Me atragante con una risa y abrí los ojos, porque eso ciertamente no era apropiado. Pero Sergio también se reía ligeramente, así que no podía ser algo malo. Además, el sabia que no era verdad.
"No, pero en realidad, la mayor parte del tiempo simplemente esta siendo el idiota cursi que es. No tienes que preocuparte mucho." Dios bendiga a Rebecca, de verdad. No por avergonzarme, sino por hacer que Sergio no la odiara a primera vista. "Hey, Max. ¿Debería decirle a los chicos que me recojan y nos vayamos?"
Finalmente me aleje de la puerta, sacudiendo la cabeza. Realmente no quería que se fueran si la conversación con Sergio iba mal, así que dije: "No. Pueden quedarse siempre y cuando no destruyan mi departamento. Llevare a Sergio a alguna otra parte." Y luego me volví hacia el con el ceño fruncido. "¿Si no te importa?"
Sacudió ligeramente la cabeza y se quedo quieto en medio de la habitación.
"Bien. Voy a buscar mi abrigo, Checo, ¿quieres otro suéter?"
"Seria útil, gracias."
Y, bueno. Quizás la conversación no seria tan mala después de todo. Tal vez el se disculpara.
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La tienda era acogedora y estaba completamente vacía, yo tenia la espalda apoyada en el sofá de lado de la ventana. No era exactamente un lugar elegante; era pequeño, con algunas mesas diminutas y alfombras peludas, algunos estantes con diferentes tazas en exhibición, una chimenea en la pared al lado de donde yo estaba sentado. Solo había dos sofás, solo para dar una sensación mas hogareña, y una enorme ventana justo detrás de mi, cubierta por cortinas oscuras.
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Daño | Chestappen
FanfictionNo te enamores de mi... estoy demasiado dañado para ti. ¿Qué estaría dispuesto a hacer por amor?