Daño | Chestappen

84. Sergio

 "Por favor, no vayas solo. Envíame un mensaje si necesitas que te lleve."

No podía ser humano. No lo era. Todavía me pregunto como diablos logré encontrarlo después de todo. Seguramente vino del cielo o algo así, porque no mucha gente renunciaría a sus estudios para llevar a su novio a la casa de su ex novio.

Simplemente sonreí a la pantalla y le respondí:

"No te preocupes, no iré solo. No le des mas vueltas, estaré bien."

Y bueno. Lo dije en serio. Lo primero que hice cuando llegué a casa de Alice fue pedirle compañía. Ella había estado sonriendo todo el tiempo ante el hecho de que yo iba a casa de Lance a recuperar todas mis cosas, y también sonriendo ante la idea de que todo había terminado (todavía no lo había superado del todo, honestamente). Pero ella había rechazado la tentadora oferta.

Aunque sabia que ella habría aceptado si no fuera por su turno de noche esta noche. De todos modos, Alice era probablemente la que mas temía ver a Lance lastimándome otra vez. Incluso trató de disuadirme de la idea, diciendo que, de hecho, iría conmigo en cualquier otro momento, si quería; tal vez incluso mañana, sugirió, pero realmente necesitaba ver a Lance esta noche. Sentí que le debía miles de explicaciones y probablemente también algunas disculpas.

Necesitaba hablar con el esta noche. Porque cuanto mas tiempo pase sin verlo, mayor será su rabia. No es que esperara que siguiéramos siendo amigos, pero esperaba que al menos una pequeña parte de el, en lo mas profundo de sus ser, entendiera por que había hecho lo que hice. Probablemente me odiara por toda la eternidad, tal vez.

Con un suspiro exasperado, me levante del sofá, el sonido del cuero moviéndose era el único sonido en la habitación, ya que Alice se había llevado a Angel con ella (la niña pasó de sonrosada a blanca cuando escucho que iba a hablar con Lance solo, la mayor de sus sonrisas se desvaneció en cuestión de segundos). En silencio, me volví a poner los zapatos y me guarde el teléfono en el bolsillo, echando un ultimo vistazo a la pantalla para asegurarme de que no había mensajes nuevos. Max estaba en clases, entonces no había ninguno.

La noche era silenciosa y fría cuando salí.

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"¿Como era el?" Pregunté con las rodillas presionadas contra el pecho y la cabeza apoyada en ellas mientras Alex apareció con dos tazas de té humeante entre las manos, con pasos lentos y cuidadosos hacia mi. "¿Y estas seguro de que puedo quedarme? Sabes que a tu papá no le agrado mucho."

Se encogió de hombros, golpeándome el trasero con el dedo del pie mientras intentaba mantener el equilibrio con un solo pie colocado en el suelo. Me hice a un lado, dándole espacio para sentarse a mi lado. "Esta bien, de verdad. El no esta en casa y no es que no le agrades. No le agrada Lance." Suspiró, apoyando su cabeza contra el respaldo del sofá y entregándome mi taza. "Aparentemente salir con el me convierte en una mala persona. Hace que todos sean malas personas. Si no fuera su hijo, probablemente también me odiaría, así que no lo tomes personal."

Asentí, entendiendo lo que quería decir. Lance tenia cierta reputación. Y eso no era bueno.

"Gracias." Murmuré en voz baja, dirigiendo mi taza hacia el por un momento antes de sorberla con cuidado. Me quemó los labios, así que rápidamente me aparté. "Ahora, en serio, ¿cómo era el?" Pregunté de nuevo, esta vez mirándolo a la cara, observando como apretaba los ojos con mas fuerza y suspiraba una vez mas, esta vez mas audiblemente.

"¿Cual es tu nombre real?" Preguntó Alex en lugar de responder, justo en ese momento abrió los ojos para mirarme y levanto sus piernas para imitar mi posición.