91. Max

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La semana siguiente a lo que llamé 'el incidente' no fue una gran sorpresa para mi. Sergio no llamó ni intentó presentarse y disculparse. Yo sabia que tal vez lo había presionado mucho. Y sabia que, debido a su pasado, tal vez el no estuviera preparado para dar un paso tan grande. Pero ya llevábamos un tiempo juntos y no se me podía culpar por querer que el admitiera de una vez por todas que me amaba.

Y, sinceramente, no me sentía ni un poco culpable por hacer lo que había hecho. Checo se había estado sintiendo mal, pero esa no era una excusa para evitar todo como lo había hecho. Además, ya era hora de que me hubieran crecido las pelotas para dejar de lidiar con todo lo que el hacia y comenzar a defenderme un poco. Seamos sinceros; desde que me enamore de ese idiota (si, idiota. Porque me esta volviendo loco), he ido renunciando a la certeza de los hechos para vivir constantemente con el miedo de perderlo.

Aunque no pude soportarlo mas. Cuando finalmente pensé que las cosas iban a estar bien, el volvió corriendo para cuidar a Lance en la primera oportunidad que se le presentó. Aunque si entendía que su estado era terrible; que el accidente por el que el había pasado era por lejos una tragedia, pero no significaba que el necesitara estar con el las 24 horas del día, los 7 días de la semana. El tipo estaba en coma, por el amor de Dios.

El ya no vivía con el. En lo que a mi concernía, lo que alguna vez hubo entre ellos ya había terminado; el había terminado con el y decidió comenzar una vida conmigo, una vida propia, era justo lo que quería que admitiera. Solo quería que el viviera su propia vida. ¿Era mucho pedir?

No me molesté en pesar mucho en el tema. Conociendo a Sergio como lo conocía, yo estaba en cierto modo preparado para la frialdad que vendría después. Ya ni siquiera podía encontrar la fuerza para sentirme herido por su negación, porque estaba tan acostumbrado a escuchar un 'no' que me parecía normal. Lo cual probablemente era un poco preocupante en este momento, pero ¿que importaba?

Tenia cosas mas importantes que resolver en lugar de suspirar por otra discusión ordinaria.

Rápidamente, agarré la carpeta sobre la mesa mientras tragaba el resto del jugo que había estado intentando beber sin éxito durante los últimos veinte minutos. (Con mi teléfono atrapado entre mi oreja y mi hombro, mi mano izquierda luchando por subirme los pantalones y la derecha tratando de encontrar una camisa adecuada en mi armario desordenado, era un poco difícil concentrarme en el jugo, dejándolo al lado de la carpeta en la mesa). Luego, revise la pantalla por milésima vez solo para asegurarme de que mi cita no había sido cancelada en los últimos diez minutos.

Una vez que confirme que todo estaba bien y que no había olvidado nada importante, tome las llaves del auto y metí mi teléfono en el bolsillo del pantalón, mirando el reloj en la pared por ultima vez: treinta minutos, llegaré tarde... Lo cual, considerando el trafico congestionado en la hora pico y la distancia que tendría que conducir hasta la oficina, me aseguró que no estaría dando la mejor primera impresión. Mierda.

Coloque las llaves en la cerradura para poder cerrar la puerta desde afuera, cuando choque con alguien que se movió lentamente hacia atrás, dándome suficiente espacio para terminar con la tarea que estaba haciendo.

"¿Sergio?" Lo mire confundido, con lo brazos detrás de la espalda mientras el se balanceaba sobre sus talones y se sonrojaba desde la parte inferior del cuello hasta los pómulos, sonriéndome tímidamente con una mirada en sus ojos que no podía descifrar del todo. "¿Que estas haciendo aquí?"

Abrió y cerró la boca un par de veces, claramente sin encontrar las palabras adecuadas, hasta que finalmente reunió fuerzas para hablar. "Supongo que sabes la respuesta."

Lentamente, asentí, todavía inquieto. Había pasado una semana. "Ha pasado una semana, Checo." Expresé, escudriñando su rostro mientras lo decía. El solo miró hacia abajo y también asintió lentamente, bastante avergonzado.

Daño |  ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora