Daño | Chestappen

70. Sergio

Me sentía en casa. No el tipo de hogar que comparto con Lance, sino el tipo de hogar que solía tener cuando era joven e ingenuo y no comparado con todos los seres humanos que poseían mi propio tipo de sangre. Se sentía natural, tranquilo, relajado, libre de estrés, algo único; algo que me había faltado por un tiempo.

Y bueno, Max parecía ser el único que recupero ese lado mío, el que me permitió ser yo mismo y deshacerme un poco del peso que he estado sosteniendo sobre mis hombros. Con el sentía que podía ser estúpido, incluso espeluznante, tan inmaduro como quisiera, y el no me juzgaría, no me pediría que fuera otra cosa. El simplemente aceptaría cualquier cosa que tuviera para darle con una enorme sonrisa pegada en su rostro.

El problema es que, aunque es la única persona que me hace sentir como el yo que enterré en el pasado, también es el único con quien debo tener cuidado; le di información sobre mi, por lo tanto también le di espacio de lastimarme y decepcionarme mas que a nadie en mi vida. Max es el único que conoce completamente ambos lados de mi vida; no solo tiene vislumbres, sino que también sabe exactamente por lo que yo pase como Sergio y Michel.

No hay manera de que pudiera haberme expuesto mas.

Y, sinceramente, no confió en nadie al cien por cien. No hay manera de que pueda hacer eso, no importa cuanto lo intente. Se que soy la persona mas grosera con la que tratar y mi personalidad no es la mas agradable que uno podría pedir; la paciencia de la gente conmigo es diferente.

Además, nadie es completamente honesto conmigo tampoco. Ni siquiera Max, que siempre dice lo que piensa sin pensarlo dos veces. Y la razón por lo que lo se es porque oculta cosas que cabo de descubrir.

Esta mañana, cuando me desperté y decidí buscar uno de sus suéteres para ponerme, termine encontrando uno que no era suyo en absoluto; estoy seguro que no es de el. En la cocina, había una taza con dibujos lindos y pequeños corazones, y aunque Max a veces parece un cachorro, todo inocente, ciertamente eso no es suyo.

Por supuesto, se me ha pasado por la cabeza que podría tener un hermana, o algo así, pero luego estaba esa foto en el fondo de su cajón, junto con un anillo. Era una foto de una versión joven de el, besando a un chico que supongo no es su hermano, ni su amigo, porque se estaban besando, en los labios.

¿Una relación de secundaria? Lo mas probable. Pero odio la idea de que tal vez todavía exista algo entre ellos, porque de lo contrario, ¿por que guardaría una foto de el de hace años? No creo que pueda lidiar con un Max comprometido con alguien. El hecho de que uno de nosotros ya este en una relación ya es bastante malo. No tiene nada que ver con celos, por mi parte, sinceramente. Porque si me hubiera engañado todo el tiempo, ese seria el menor de mis problemas.

Y esa es básicamente la razón por la que mencione la taza en primer lugar, pero su reacción fue simplemente indescifrable, así que decidí dejarlo así por ahora. Probablemente a lo largo de las semanas lograría retomar el tema. No quería parecer insistente tampoco.

"¿En que estas pensando?" Preguntó tocando mis costados mientras apoyaba su barbilla en mi estomago, sacudiendo su cabeza debajo de mis dedos para que pudiera volver a jugar con su cabello. "Has estado callado por un tiempo."

"No mucho, para ser honesto. ¿Tienes la necesidad de estar escuchando voces?" Pregunté en broma, revolviendo su cabello suavemente, teniendo cuidado de no deshacer sus trenzas.

Max y yo estábamos acostados en el sofá, yo estaba desplomado sobre el reposabrazos mientras Max estaba completamente extendido, la mayor parte de su cuerpo entre mis piernas, las suyas colgando del sofá porque eran mas largas. El televisor estaba reproduciendo una película cursi que me gustaba bastante, pero no le prestaba atención alguna. Principalmente porque Max seguía haciendo ruidos y justo después de enterrar su rostro en mi vientre, levantó la camisa para poder besarlo. Si, era raro.