56. Sergio

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Literalmente, me quede congelado. Y ni siquiera era una metáfora.

Simplemente no podía mover ni un solo musculo, incluso si quisiera. ¿Conocen esos momentos en las películas en los que todo a tu alrededor deja de moverse y lo único que queda es el personaje y sus propios pensamientos? Ese fui yo. Posiblemente me había desmayado. No del todo, pero definitivamente ya no estaba conectado con el mundo real. Ni un poquito.

Honestamente, ni siquiera podía mirar a Max. Ciertamente lo estaba mirando, pero no podía verlo. Todo se volvió confuso. La ira que sentí antes, la razón por la que estaba dejando su departamento, la razón por la que no quería volver a hablar con el nunca mas, simplemente se había ido, todo se había ido. Todo lo que pude escuchar fue el sonido de ese nombre saliendo de sus labios, sonando tan mal como hace años. No podía estar imaginando esto; la única manera de que ese nombre tuviera ese tipo de efecto en mi era si lo dijera en voz alta. Y así fue.

¿Pero como?

Parpadeé un par de veces, tratando de ver algo, pero fue completamente inútil. Apenas podía sentir la mirada de Max enfocada en mi; si me estaba llamando, no podía oírlo. Porque de repente, toda mi vida paso por mis ojos, cada escena que había enterrado profundamente en mi alma volvió a la vida y me dejo allí, parado como un idiota en su puerta. Cada voz que había intentado no escuchar, cada frase que había intentado olvidar durante tanto tiempo acababa de regresar, y no importaba cuanto lo intentara, no podía ignorarlas.

"¿Como-?" Intente preguntar. Podía escuchar mi voz, lejana, pero quieta; sin embargo, al mismo tiempo, no sentí que fuera yo quien pronunciara la palabra. Mi mente estaba de alguna manera desconectada de mi cuerpo, haciéndome sentir como otra persona, alguien completamente diferente a la persona que solía ser. Era yo del pasado, el que hice lo mejor que pude para evitar.

Y podía sentirlo, podía sentir el miedo por las acciones de Max, el miedo de cual podría ser mi reacción. No hubo reacción porque no podía moverme. Me sentí pesado. No tengo idea de como mierda seguía de pie.

Lentamente, la visión borrosa comenzó a desvanecerse, y cuando finalmente regrese a donde estaba, Max estaba a mi alrededor, abrazándome fuerte, limpiando las lagrimas que ni siquiera sentí caer. El me estaba sosteniendo, balanceándose de un lado a otro tal como se hace con un bebé; pasando suavemente sus manos por mi cabello y susurrando algo que no pude entender en mi oído.

¿Como...? Eso no es posible.

"¿Como?" Susurre, finalmente encontrando la fuerza para alejarlo, mirándolo en parte enojado, en parte indignado y en parte confundido. No había manera de que le dijera mi verdadero nombre; no hay manera de que alguien pudiera saber eso. Alice no lo sabe, Angel no lo sabe y Lance probablemente ni siquiera lo recuerda. De todos modos, siempre se negó a hacerlo. "¿Como puedes- no. No puedes-"

"Sergio." Susurró, interrumpiéndome, probando el nombre en sus labios mientras lo decía tentativamente, tratando de asegurarse de que no iba a asustarme o algo así. "Yo-" Trago saliva, mirándome incluso un poco asustado, tal vez. "Antonio." Dijo finalmente, dejando escapar una gran bocanada de aire. "He estado hablando con Antonio. El... El me lo dijo."

¿Qué mierda?

¿Antonio le dijo a Max que? ¿Se volvió loco? ¿Quién mierda se cree que es para andar diciéndole a la gente mi verdadero nombre? En realidad, ya ni siquiera puedo considerarlo mi nombre real. ¡Porque no lo es! Ya lo habíamos discutido hace mucho tiempo; ¡No le diría a nadie, no compartiría nada de lo que yo había superado por completo! Ese es el problema por mantener a la familia cerca. Debería haberme alejado también de el.

"¿Que mierda te dijo exactamente?" Pregunté, temiendo por completo la respuesta. Antonio siempre había sido un idiota, ahora no sería diferente. Si le contó a Max sobre Sergio (Dios, solo pensar en eso me pone la piel de gallina), ciertamente le contó mas. Mucho mas.

Daño |  ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora