CAP. 5 LA CONFRONTACIÓN

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En la tranquila penumbra de su hogar, donde las sombras danzaban al compás de la incertidumbre, Dónde y Mateo se encontraban cara a cara. El silencio pesado resonaba en la habitación, roto únicamente por el latido acelerado de sus corazones.

- ¿Quién diablos era ese tipo? - exigió, su voz vibrando con furia contenida - ¿Por qué estaba abrazándote?

Ingrid, temblando ligeramente, lo miró con cautela.

- No es nadie - respondió, intentando mantener la calma.

- ¡Mientes! - rugió Mateo, sus puños apretados con ira - ¡No me tomes por idiota! ¿Qué está pasando, Ingrid? ¿Quién es él?

Ingrid bajó la mirada, sintiendo el peso abrumador de la situación.

- No es lo que piensas - murmuró, su voz apenas un susurro.

Mateo fijó su mirada en Dónde, sus ojos destilando una mezcla de dolor y furia.

- ¿Cómo pudiste hacerme esto? - estalló, su voz cargada de un tumulto de emociones.

Ingrid intentó encontrar las palabras adecuadas, pero la verdad se enredaba en su garganta como una madeja impenetrable

- Mateo, por favor, déjame explicarte. No es lo que parece - suplicó, extendiendo sus manos en un gesto de súplica.

- No quiero tus explicaciones vacías - respondió Mateo, sus palabras cortantes como dagas afiladas - Te vi, te vi abrazado a él, como si fuera lo más natural del mundo

El dolor paralizó a Dónde mientras luchaba por encontrar la manera de redimirse ante la persona que amaba.

- Lo siento, Mateo. No quería lastimarte - murmuró, su voz quebrándose con el peso de la culpa.

Pero Mateo estaba cegado por la ira, incapaz de ver más allá de su propio sufrimiento.

- ¡No me importan tus disculpas! - gritó, sus puños apretados con impotencia - ¿Cómo pudiste traicionarme de esta manera?

La habitación se llenó con el eco de sus palabras, una cacofonía de dolor y desesperación. Dónde se acercó lentamente, sus ojos suplicantes, buscando el perdón que parecía estar fuera de su alcance.

- Te amo, Mateo. Solo quiero que entiendas...

Pero antes de que pudiera terminar su frase, Mateo levantó la mano en un gesto de furia descontrolada. Un golpe resonó en la habitación, seguido por un silencio mortal. Los ojos de Ingrid se llenaron de lágrimas mientras tocaba su mejilla dolorida, el impacto físico siendo solo una manifestación de la fractura emocional entre ellos.

- No Mateo, por favor, no – pero él no le hizo caso, los golpes cayeron sobre Ingrid

- ¿Qué demonios pasa contigo, Ingrid? - Mateo preguntó, mientras lo golpeaba su tono mezclado con ira y preocupación.

Ingrid, incapaz de defenderse, apartó la mirada, incapaz de enfrentar la furia en los ojos de Mateo.

- ¡Por favor, detente! - suplicó Ingrid, pero su súplica fue ignorada mientras Mateo la golpeaba

los gritos desesperados de Ingrid resonaron en el aire, Arthur al escuchar los gritos se acerca a la ventana, lo que ve, lo hace enfurecer, ve a Ingrid siendo golpeada, la sangre hierve en su cuerpo no puede soportar ver esa escena, así que rompe la puerta, se lanza encima de él, lo empieza a golpear. La intervención de Arturo encendió una nueva llama en la confrontación. Mateo se volvió hacia él con ferocidad, sus puños apretados con ira contenida.

- ¿tú qué estás haciendo aquí - Mateo gruñó entre dientes - ¿Te gusta meter tu nariz donde no te llaman?

Arturo no retrocedió, sus ojos chispeaban con determinación.

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