CAP. 75 DESGARRO EN LA CASA DE LOS SUSURROS

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La casa abandonada resonaba con voces y susurros. Los chicos se habían reunido en la sala principal, el ambiente cargado de tensión. La discusión sobre el reciente conflicto con Ingrid estaba en pleno apogeo.

- No entiendo por qué te pones así, Arthur —dijo Adam, cruzando los brazos— Ingrid eligió a Christian para el proyecto. Todos teníamos miedo de no poder cumplir, pero ella se ofreció. ¿Cuál es el problema?

Arthur, con la mandíbula tensa, miró a sus amigos sin decir una palabra.

- ¡El problema es que Christian acaba de llegar! —exclamó Arthur finalmente, su voz llena de frustración— No tiene la experiencia necesaria para manejar algo así.

- Pero tú tampoco llevas tanto tiempo aquí, Arthur —apuntó Diego— Todos nosotros llevamos más de un año en la organización, y tú llegaste hace apenas unos meses junto a Olivia y Alessia.

Olivia, que había estado observando la discusión en silencio, no pudo contenerse más.

- Tú lo haces porque no quieres que Ingrid esté cerca de ningún hombre —dijo, sus palabras impregnadas de celos y dolor— Se supone que eres mi novio, Arthur. Tus palabras hacia Ingrid fueron totalmente fuera de lugar. ¿Cómo es posible?

Arthur frunció el ceño, tratando de mantener la calma. Sabía que Olivia tenía razón en parte, pero no podía admitirlo.

- Esto no tiene nada que ver con eso, Olivia —dijo fríamente— Christian no es el adecuado para este tipo de situaciones. No está listo para algo tan delicado.

Ginebra, que había estado escuchando en silencio, finalmente intervino, su odio hacia Ingrid evidente en cada palabra.

- Ingrid debería haberse mantenido al margen —dijo con desdén— Por su culpa, tu desapareciste durante dos años. ¿Por qué debería importarnos lo que ella haga ahora?

Alessia, siempre cerca de Arthur, intentó suavizar la situación.

- No es que odie a Ingrid, pero Arthur tiene un punto. Christian es nuevo, y este proyecto es importante. No podemos arriesgarnos.

Camilo, que había estado observando con atención, intervino con una mirada seria.

- Pero también debemos confiar en Ingrid. Ella ha demostrado ser capaz y comprometida. Si ella cree que Christian es adecuado, deberíamos darle una oportunidad.

Arthur negó, con la cabeza, su expresión cada vez más fría.

- No, no lo haré. No quiero que Ingrid trabaje con Christian. No es seguro, y no estoy dispuesto a arriesgarlo.

Olivia se levantó de golpe, su rostro enrojecido de furia.

- ¡Eres increíble, Arthur! —gritó— ¡No puedes admitir que simplemente estás celoso! ¡Estás usando cualquier excusa para mantener a Ingrid lejos de otros hombres! ¿Qué hay de mí? ¿Dónde quedo yo en todo esto?

La sala quedó en silencio, todos los ojos puestos en Arthur. Él se mantuvo firme, su rostro una máscara de indiferencia.

- Esto no tiene nada que ver con celos, Olivia —dijo finalmente, con una voz gélida— Se trata de tomar la decisión correcta para el proyecto. Y Christian no es la persona adecuada.

Diego miró a Arthur con una mezcla de decepción y comprensión.

- Arthur, si sigues así, solo vas a empeorar las cosas. Debes dejar que Ingrid tome sus propias decisiones. Si ella cree que Christian es la mejor opción, debemos apoyarla.

Arthur se cruzó de brazos, su mirada fija en un punto distante.

- No voy a cambiar de opinión. Christian no es adecuado, y eso es todo.

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