CAP. 24 AMOR Y OBSESIÓN: EL LÍMITE DE LA LOCURA

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Ingrid respiró profundamente, tratando de controlar el temblor en sus manos. Rafael la miraba con preocupación, sus ojos llenos de compasión.

- Pero tío, él no quiere ni siquiera verme la cara - dijo Ingrid, su voz llena de angustia.

Rafael suspiró, tomando asiento a su lado.

- Ingrid, ¿qué es lo que realmente pasó entre ustedes dos? - le preguntó con suavidad, pero con firmeza.

Ingrid cerró los ojos, reviviendo los dolorosos recuerdos.

- Arthur... él era simplemente un alumno más del colegio. Estaba en el curso superior, a punto de graduarse. Nos conocimos porque soy compañera de su hermana, Ginebra. Desde que nos conocimos, Arthur hizo todo lo posible por protegerme, por sacarme de la relación tóxica que tenía con Mateo. Pero yo estaba cegada, no quería ver la realidad - confesó, su voz quebrándose.

Rafael asintió, escuchándola atentamente.

- ¿Arthur te confesó que sentía algo por ti, verdad? - preguntó.

Ingrid asintió, lágrimas rodando por sus mejillas.

- Sí, me dijo que me amaba. Pero yo no podía dejar a Mateo, estaba atrapada en esa relación. Arthur intentó ayudarme, pero yo lo alejé. Le decía que amaba a Mateo, aunque, en realidad, estaba cegada por el miedo y la dependencia - explicó, su voz temblando.

Rafael la miró con ternura, apretando suavemente su mano.

- ¿Y ahora que lo has vuelto a ver? ¿Qué sientes por él? - preguntó con delicadeza.

Ingrid respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

- Arthur siempre ha sido especial para mí, pero ahora... no sé qué siento. Todo es muy confuso. Lo único que sé es que Mateo me hizo mucho daño, y no quiero volver a pasar por eso - dijo, su voz firme.

Rafael asintió, comprendiendo su dolor.

- Ingrid, sé que es difícil, pero necesitas enfrentarlo. No puedes seguir huyendo de tus sentimientos y de tu pasado.

Ingrid asintió lentamente, sabiendo que su tío tenía razón.

Mientras tanto, en la plaza, Arthur caminaba sin rumbo, sus pensamientos, un torbellino de emociones. El encuentro con Ingrid había reabierto viejas heridas, y su corazón estaba lleno de confusión y dolor.

- Tanto tiempo la busqué y nunca la encontré... - murmuró para sí mismo, su voz llena de amargura.

En ese momento, Greta, se acercó a él.

- Arthur, ¿estás bien? Te ves muy preocupado - dijo, su voz llena de preocupación.

Arthur la miró, forzando una sonrisa.

- Estoy bien, Greta. Solo... pensando en algunas cosas - respondió evasivamente.

Greta lo observó con atención, sintiendo una mezcla de preocupación y curiosidad.

- Sabes que puedes hablar conmigo si necesitas algo, ¿verdad? - le ofreció con sinceridad.

Arthur asintió, agradecido por su amabilidad.

- Gracias, Greta. Lo aprecio - dijo, aunque sabía que sus pensamientos estaban lejos de poder ser compartidos.

Mientras tanto, Mateo estaba hablando con un amigo sobre Ingrid. Su obsesión por ella era evidente en cada palabra que decía.

- No puedo creer que Ingrid esté viva. Pensé que la había perdido para siempre - dijo, su voz llena de emoción y determinación.

Su amigo lo miró con preocupación.

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