CAP. 30 LA DESESPERACIÓN DE GINEBRA

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Un mes había pasado desde aquella noche en la fiesta. Un mes desde que Arthur había desaparecido. La preocupación se extendía entre sus amigos como una sombra oscura y persistente. Adam, Diego, Camilo, y Mánzer no podían dejar de hablar del tema.

En el patio del Colegio, se encontraban reunidos, sus rostros marcados por la inquietud.

- Es muy raro que Arthur no haya venido a clases en todo el mes —dice Adam, rompiendo el silencio.

- Sí, incluso Ginebra ha estado muy callada. Algo debe estar pasando —añade Diego, su expresión seria.

- ¿Alguien ha intentado hablar con su familia? —pregunta Camilo, mirando a sus amigos.

- Yo intenté hablar con Ginebra, pero estaba muy evasiva. Apenas quiso hablarme —responde Mánzer, preocupado.

En ese momento, Leonor Boya pasa cerca del grupo, había venido a dejar algo a Ginebra. Diego la llama.

- ¡Señora Leonor! ¿Puedes venir un momento? —le dice, tratando de sonar amigable.

Leonor se detiene, visiblemente incómoda, pero se acerca lentamente.

- ¿Qué pasa, Diego? —pregunta, su voz apenas un susurro.

- Sabemos que usted trabaja en la casa de Ginebra y Arthur. ¿Tienes idea de qué está pasando? —le pregunta Diego directamente.

Leonor desvía la mirada, nerviosa.

- No sé nada. De verdad, no tengo idea —responde rápidamente.

Adam se acerca un paso más, su rostro reflejando preocupación.

- Señora Leonor, esto es serio. Arthur no ha aparecido en un Mes y estamos muy preocupados. Si sabes algo, por favor, cuéntanos.

Leonor empieza a temblar ligeramente, pero mantiene su postura.

- No puedo decir nada. De verdad, no sé nada —repite, su voz temblando.

Camilo frunce el ceño, sintiendo que Inés les está ocultando algo.

- Señora, somos sus amigos. Si algo le pasó a Arthur, necesitamos saberlo. No puedes quedarte callada —le dice con firmeza.

Leonor siente la presión aumentar. Sus ojos se llenan de lágrimas, pero intenta contenerlas.

- No puedo... no puedo decir nada —susurra, su voz quebrada.

Mánzer, que había estado observando en silencio, da un paso al frente.

- Señora, si Arthur está en problemas, tenemos que ayudarlo. No podemos dejarlo solo. Por favor, dinos qué está pasando —su voz es suave, pero urgente.

Leonor mira a sus amigos, la culpa y el miedo reflejados en sus ojos.

- No lo entienden. No puedo decirles nada —dice, intentando mantener la calma.

Diego da un paso más, colocando una mano en el hombro de Inés.

- somos sus amigos. Estamos juntos en esto. Por favor, confía en nosotros —dice con suavidad.

Leonor se derrumba, las lágrimas corriendo por su rostro. Sus rodillas fallan y cae al suelo, sollozando.

- ¡No puedo más! ¡No puedo más con esto! —grita, su voz llena de desesperación.

Los chicos se arrodillan a su alrededor, tratando de consolarla.

- Está bien. Estamos aquí para ti. Cuéntanos todo —dice Adam, intentando calmarla.

Leonor respira hondo, tratando de recuperar la compostura.

- La noche de la fiesta, el Joven Arthur tuvo una discusión terrible con su padre. Él... él lo golpeó. Fue horrible. Y después de eso, Arthur desapareció. No sé dónde está, nadie me dice nada —solloza, su voz temblando de miedo y tristeza.

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