CAP. 10 SILENCIOS QUE GRITAN

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Arthur la miró con una mezcla de remordimiento y frustración, sus propias emociones tambaleándose en el borde del control.

- Ingrid, lo siento. No fue mi intención lastimarte. Solo quería expresar lo que sentía a través de la música - respondió, sus palabras casi ahogadas por el peso de su propia culpa.

Pero la disculpa de Arthur solo sirvió para avivar el fuego dentro de Ingrid, quien no estaba dispuesta a aceptar excusas por su traición.

- ¿Cómo te atreves a hablar de sentimientos cuando has expuesto mi vida privada ante todos? ¿Acaso no entiendes lo que has hecho? ¡Me has humillado, Arthur! ¡Me has traicionado de la peor manera posible! - gritó, las lágrimas brotando de sus ojos mientras luchaba por contener el torrente de emociones que amenazaba con abrumarla.

Arthur se acercó a ella, sus manos extendidas en un gesto de súplica, pero Ingrid retrocedió, rechazando su intento de consuelo.

- ¡No te atrevas a tocarme! - exclamó, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y determinación. - No quiero nada más contigo, Arthur, ya no. Déjame en paz y deja de meterme en tu vida. Ya no puedo soportarlo más.

Las palabras de Ingrid resonaron en el aire, cargadas de desesperación y angustia. Pero Arthur no estaba dispuesto a darse por vencido tan fácilmente.

- Ingrid, por favor, déjame explicarte. Yo... yo solo quería...

- No quiero escuchar más excusas, Arthur - interrumpió con voz firme - Ya he tenido suficiente. Ahora déjame sola.

La tensión en el pasillo vacío era palpable, el aire cargado con la electricidad de una discusión que amenazaba con salirse de control, Arthur seguía hablando, tratando desesperadamente de hacer que Ingrid lo entendiera, pero ella se mantenía firme en su determinación de no escuchar más excusas. Mientras intentaba alejarse, Arthur la siguió, agarrándole la mano con desesperación, intentando detenerla.

- Ingrid, por favor, no te vayas – suplicó, con los ojos llenos de angustia - Necesito que me escuches. Necesito que entiendas por qué hice lo que hice - Pero Ingrid estaba decidida a no ceder. Se soltó bruscamente de la mano de Arthur y continuó alejándose, con cada paso, aumentando la distancia entre ellos.

- No quiero escuchar más mentiras, Arthur - respondió Ingrid, su voz temblando con la emoción contenida - No quiero escuchar más excusas. Ya he tenido suficiente

La frustración y la impotencia se reflejaban en el rostro de Arthur mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos. Sabía que Ingrid tenía razón, que había cometido un error al exponer su vida privada de esa manera, pero también sabía que había hecho lo que creía que era lo correcto en ese momento.

- Ingrid, por favor, solo escúchame - insistió, su voz temblorosa por la emoción - Yo... yo solo quería expresar lo que sentía. Yo... yo te amo, Ingrid. Y no puedo soportar verte sufrir de esta manera.

Pero las palabras de Arthur solo sirvieron para avivar el fuego dentro de Ingrid. La ira y la indignación se mezclaron en su interior mientras luchaba por contener su furia.

- ¡No me digas que me amas, Arthur! - exclamó, sus ojos llenos de lágrimas. - Si realmente me amaras, no habrías hecho lo que hiciste. No habrías expuesto mi vida privada ante todos. Me has traicionado, Arthur. Me has herido más de lo que puedes imaginar, más de lo que lo hace Mateo y no me vengas con eso, eso de amar no es lo tuyo, además solo lo dices para que te escuche como si no supiera tus técnicas de mujeriego - en ese momento Arthur le agarra y le trae hacia él, estaban tan cerca, Arthur empezó a acercarse más para besarla – Arthur

El silencio pesado descendió sobre ellos mientras las palabras de Ingrid colgaban en el aire, llenando el pasillo con su dolor y su angustia. Pero antes de que pudieran decir algo más, un grito resonó en el pasillo, interrumpiendo su conversación.

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