En la Organización, Arthur estaba sentado en un rincón, rodeado por sus amigos y otros miembros de la organización. Las conversaciones giraban en torno a temas diversos, pero Arthur apenas prestaba atención. Ginebra, sentada cerca de él, lo observaba con insistencia, esperando que cumpliera con su promesa de contarle la verdad a Olivia.
Ginebra se inclinó hacia él y susurró
- Arthur, es el momento. Debes decirle la verdad a Olivia.
Arthur negó, con la cabeza, su expresión tensa.
- No puedo, Ginebra. No ahora.
Ella suspiró, frustrada.
- Tienes que hacerlo. No puedes seguir ocultándoselo.
- Ya te dije que no, Ginebra —repitió Arthur, alzando un poco la voz.
La tensión entre ellos aumentaba con cada negativa. Ginebra se levantó molesta y salió, Alessia, que observaba la escena, decidió seguirla.
- Hey, Ginebra, espera —dijo Alessia, acercándose.
Ginebra la miró con el ceño fruncido.
- ¿Qué, qué es, Alessia?
- Uy, qué genio —respondió Alessia con una sonrisa irónica— Ya sabes, quería hablar contigo, pero veo que estás muy enojada. Mejor vuelvo cuando se te pase.
- Espera —dijo Ginebra, suavizando su tono— Perdóname, no fue mi intención hablarte así.
- No te preocupes. Mejor dime qué fue lo que pasó —dijo Alessia.
- ¿De qué hablas? —preguntó Ginebra, confundida.
- No te hagas la desentendida. Sé perfectamente qué pasó entre tú y Arthur. ¿Por qué están peleados? Hace días que están así. ¿Qué es lo que realmente pasa?
Ginebra trató de mantener la calma.
- Arthur y yo no nos peleamos.
- ¿Ah, sí? Pero la última vez que llegué a casa, él tenía una marca en la cara. Y la única que estaba ahí eras tú.
- Alessia, no sé a qué te refieres —insistió Ginebra.
- Ahora te haces la desentendida —dijo Alessia, cruzando los brazos— No te hagas. Sé perfectamente que fuiste tú la que le dio esa cachetada a Arthur.
Ginebra exhaló con fuerza, admitiendo la verdad.
- Sí, fui yo. Pero se lo merecía el muy idiota.
- Ya sé que soy inteligente, cariño. Ahora dime, ¿por qué se lo merecía? —preguntó Alessia, curiosa.
Ginebra miró alrededor, asegurándose de que nadie más escuchara.
- Está bien, te contaré todo. Solo porque eres una buena amiga y porque he cuidado a mi hermano mucho tiempo.
- Perfecto, entonces dime. Me muero de la curiosidad —dijo Alessia, acercándose más.
Ginebra comenzó a contarle todo lo que había sucedido entre Arthur, Olivia e Ingrid. Al terminar, Alessia se quedó pensativa.
- Uy, sí que está complicado. Y bien hecho por darle una cachetada. Es más, yo también le voy a dar una ahora mismo.
- Espera —dijo Ginebra, deteniéndola— Luego le das la cachetada que quieras. Ahora ayúdame a pensar cómo hacer que mi hermano deje de pensar en Ingrid.
- No tenemos que pensar en nada. Mejor volvamos adentro. Que tu hermano nos está esperando —respondió Alessia.
- ¿Qué? ¿Cómo que no tenemos nada que hacer? No quiero ir y ver la cara de Arthur —dijo Ginebra, frustrada.
ESTÁS LEYENDO
QUÉDATE CONMIGO
Teen FictionIngrid y Arthur se encuentran atrapados en un torbellino de violencia y emociones prohibidas. Ingrid soporta en silencio el tormento infligido por su pareja, hasta que el peso del dolor se vuelve insoportable y toma una decisión desgarradora. Mientr...