CAP. 85 LUCES Y SOMBRAS: EL ESPEJO DE LA VERDADERA BELLEZA

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Cuando llegaron a la organización, el salón principal ya estaba lleno. Las luces brillaban intensamente, y la música suave envolvía el ambiente, mezclándose con el murmullo de las conversaciones. La gente iba y venía, con copas en la mano, vestidos elegantes y trajes formales. Ingrid, con su presencia magnética, capturó la atención de inmediato.

Todos los ojos se volvieron hacia ella y Rafael al entrar, pero especialmente hacia Ingrid. Las miradas de asombro y admiración no tardaron en llegar. Se escuchaban susurros por todos lados.

- ¿Has visto a Ingrid? ¡Qué guapa está!

- Es increíble, parece una estrella de cine.

- ¿Cómo puede ser tan hermosa? Decían algunos, mientras otras personas, cargadas de envidia, la observaban con recelo.

Entre las personas ya presentes en la fiesta estaban Olivia, quien la miraba de reojo, con una mezcla de inseguridad y celos. También Ginebra, que fruncía el ceño al ver a Ingrid tan radiante. A su lado, Mánzer, Diego, Camilo y Adam charlaban entre ellos, pero todos dirigieron una mirada sorprendida hacia Ingrid al verla entrar. Alejandro, quien había estado en una conversación con Christian, se quedó mudo al verla, claramente impresionado por su belleza, al igual que Christian

Ingrid avanzó con Rafael por el salón, tratando de ignorar las miradas y comentarios, pero sabía que todos la observaban. A medida que caminaba, más susurros surgían a su alrededor. Algunos halagaban su elegancia, mientras que otros no podían disimular la envidia.

Finalmente, Rafael tomó el micrófono y, con una sonrisa, agradeció la presencia de todos en la celebración del aniversario de la organización.

- Es un honor para mí ver a tantos rostros conocidos, amigos y colegas, reunidos en este evento tan especial. Esta organización ha crecido y prosperado gracias al esfuerzo y dedicación de todos ustedes, y por eso les doy mi más sincero agradecimiento —dijo Rafael con una voz solemne— Hoy, celebramos no solo los logros pasados, sino también los que vendrán en el futuro. Estoy seguro de que juntos seguiremos alcanzando nuevas metas.

El aplauso fue unánime, pero mientras Rafael hablaba, Ingrid no podía evitar sentir una pequeña punzada de ansiedad. Sabía que Arthur aún no había llegado, pero el simple hecho de estar en la misma fiesta que él la hacía sentir una mezcla de emociones contradictorias.

Después del discurso, la música volvió a sonar, y las personas comenzaron a retomar sus conversaciones. Rafael se acercó a Ingrid, con una sonrisa cálida en el rostro.

- Lo has hecho increíble, sobrina. ¿Cómo te sientes?

Ingrid suspiró, tratando de relajarse.

- Estoy bien, tío. Solo... tratando de disfrutar de la noche respondió, aunque sabía que algo en su interior estaba inquieto.

- Hola Íngrid, déjame decir que está deslumbrante esta noche — expresa Christian mientras se le acerca

- Gracias Christian, igualmente usted — sonríe

- ¿quieres bailar?

- ¡No! Gracias, responde, Christian se retira

La fiesta continuaba, la mayoría de los jóvenes quería bailar con Íngrid, pero ella a todos los rechazaba amablemente, incluyendo a Alejandro, aún faltaba lo más difícil: enfrentarse a Arthur y a sus propios sentimientos cuando finalmente él llegara.

- Amiga deja de rechazar a los muchachos — dice Emma

- Si pobrecitos — añade Luisa

Ingrid estaba de pie junto a la barra, tratando de ocultar su desconcierto bajo una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. La discusión con Arthur en la terraza la había dejado con un nudo en el estómago, pero la máscara de normalidad seguía firme en su rostro. Por un momento, trató de olvidar las palabras hirientes de Arthur, las cartas de Mateo y sus amenazas, el frío en su mirada, y se concentró en el presente, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza por la intensidad del encuentro anterior.

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