CAP. 43 ENTRE EL ECO DEL PASADO Y LA PROMESA DEL FUTURO: LATIDOS DE AMOR Y DOLOR

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Ingrid regresó a casa, con el corazón, latiéndole fuertemente después de haber visto a Arthur. A pesar de las duras palabras que él le había dicho en el pasado, verlo de nuevo la dejó abrumada. Se sentó en su habitación, tratando de procesar todas las emociones que la invadían.

Sus pensamientos daban vueltas, recordando cada palabra cortante que Arthur le había dicho. Aun así, no podía evitar el dolor por verlo y sentir ese amor persistente que no desaparecía, a pesar del tiempo y las circunstancias. Respiró profundamente, tratando de calmarse mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.

- ¿Por qué siempre tiene que ser tan complicado? - murmuró para sí misma, sintiéndose atrapada entre el amor y la angustia. Cerró los ojos con fuerza, intentando encontrar consuelo en medio del torbellino emocional que Arthur había desatado una vez más en su corazón.

La presencia de Arthur seguía siendo una carga emocional para Ingrid, una mezcla de amor herido y nostalgia. Aunque había intentado alejarse de él, el encuentro repentino le recordó lo difícil que era dejar de amar a alguien tan profundamente.

Suspiró, sintiendo el peso de la incertidumbre y el deseo de que las cosas fueran diferentes. A pesar del dolor, una pequeña chispa de esperanza persistía en su corazón, deseando algún día encontrar la paz que tanto anhelaba en su relación con Arthur.

Ingrid regresó a casa, su mente llena de pensamientos tumultuosos tras haber visto a Arthur en el colegio. Se sentó en su habitación, mirando fijamente hacia la nada mientras las emociones la abrumaban.

- ¿Qué estaba haciendo en el colegio? - se preguntó en voz alta, aunque no esperaba una respuesta clara. Recordó el encuentro de hace dos meses, cuando Arthur le había herido profundamente con sus palabras. A pesar de todo, su corazón seguía perturbado por su presencia, por el recuerdo de su mirada azul intensa y la forma en que solía hacerla sentir.

- No puedo creer que todavía me afecte de esta manera - murmuró, pasando la mano por su cabello frustradamente. Cerró los ojos, tratando de bloquear los pensamientos que la llevaban de nuevo a Arthur. Sin embargo, el recuerdo de su presencia persistía, trayendo consigo tanto dolor como anhelo.

- ¿Por qué tiene que ser tan complicado? - se lamentó, dejando caer las lágrimas que había estado conteniendo. Aunque sabía que no era saludable aferrarse a alguien que le había hecho tanto daño, no podía evitar seguir enamorada de él.

Suspiró, pensando en el color azul profundo de los ojos de Arthur, una característica que siempre había encontrado cautivadora. Esa mirada, que ahora solo le traía confusión y tristeza, había sido una vez la fuente de consuelo y alegría para ella.

- Incluso después de todo lo que ha pasado, sigo pensando en él - admitió en voz baja, reconociendo su propia vulnerabilidad. - Quizás debería intentar olvidarlo de una vez por todas - se dijo a sí misma, aunque sabía que era más fácil decirlo que hacerlo.

Ingrid se quedó ahí, en silencio, enfrentando la difícil realidad de que su corazón seguía ligado a Arthur, a pesar de todo.

- No puedo creer que, después de dos años, siga sintiendo esto - murmuró para sí misma con voz temblorosa. Desde que Arthur desapareció de su vida, había buscado desesperadamente algún rastro de él en cada esquina, en cada recuerdo compartido, en cada lugar que solían frecuentar juntos.

Se pasó una mano por el rostro, sintiendo el dolor agudo en su pecho al recordar el último encuentro con él hace dos meses. Las palabras cortantes que Arthur le había dirigido aún resonaban en su mente, como cuchillos que la habían marcado profundamente.

- ¿Por qué sigue afectándome de esta manera? - se preguntó en voz alta, sintiendo la opresión en su garganta. A pesar del dolor y las heridas emocionales, su corazón aún latía con fuerza por él.

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