CAP. 64 FRAGMENTOS DE ALEGRÍA Y DOLOR: LA DESPEDIDA DE UNA ESPERANZA

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Entre risas y bromas, el grupo se divertía en el agua. Arthur le enseñaba a Olivia a nadar, sosteniéndola con cuidado.

- ¿Te gusta? —le preguntó Arthur, sonriendo.

- Sí, mucho, y más cuando estás a mi lado —respondió Olivia, sonriendo también.

Arthur la miró con ternura.

- Te amo, Olivia.

- Yo también te amo, Arthur —respondió Olivia, y se besaron suavemente, mientras los demás seguían jugando en el agua.

Desde la distancia, Ingrid observaba la escena con una tristeza profunda. Cada momento de ternura entre Arthur y Olivia era como una puñalada en su corazón. Sentía que se desmoronaba poco a poco.

- ¿Por qué me duele tanto? —susurró Ingrid para sí misma, las lágrimas cayendo por su rostro— Pensé que podría olvidarlo, pero verlo así... me está destrozando.

Rafael, que estaba vigilando al grupo, notó la ausencia de Ingrid. Al buscarla, la vio observando a Arthur con una mirada devastada. Se acercó a ella, preocupado.

- Ingrid, ¿qué estás haciendo aquí sola? —preguntó suavemente.

- No quería estar con el grupo. Ver a Arthur con Olivia... me duele demasiado —respondió Ingrid, sin apartar la vista de la pareja.

Rafael la miró con tristeza, sintiéndose impotente.

- Ingrid, entiendo que esto es muy difícil para ti, pero no puedes dejar que te consuma. Tienes que encontrar una manera de seguir adelante.

Ingrid se volvió hacia él, sus ojos llenos de desesperación.

- No sé cómo hacerlo, tío. Cada vez que intento olvidarlo, el dolor vuelve con más fuerza.

Rafael la abrazó con fuerza, tratando de consolarla.

- Lo sé, cariño. Pero recuerda, eres fuerte y valiente. Has superado muchas cosas antes, y sé que puedes superar esto también.

Ingrid asintió débilmente, aunque la tristeza seguía apoderándose de ella.

- Intentaré ser fuerte, pero necesito tiempo.

- Tómate el tiempo que necesites, pero no te rindas —le dijo Rafael, acariciando su cabello— Estoy aquí para ti, siempre.

Mientras tanto, en el agua, los amigos seguían divirtiéndose, ajenos al dolor de Ingrid. Alessia, siempre dramática, hacía reír a todos con sus ocurrencias.

- ¡No puedo creer que me hayan lanzado al agua así! —exclamaba Alessia, fingiendo indignación.

- Vamos, Alessia, es solo agua —respondió uno de los chicos, riendo.

- ¡Pero es fría! —protestó Alessia, mientras todos se reían.

La atmósfera era de pura diversión, con bromas y risas constantes. Pero para Ingrid, cada risa era un recordatorio de lo que había perdido. Observaba a Arthur y Olivia, sintiendo que su corazón se rompía un poco más con cada beso y caricia.

Rafael, viendo el estado de su sobrina, se sintió aún más impotente. Sabía que las palabras no serían suficientes para consolarla, pero no podía dejar de intentarlo.

- Ingrid, escucha —dijo, mirándola a los ojos— Arthur ha tomado su decisión, y aunque duela, tienes que respetarla. No puedes vivir aferrada a algo que ya no existe. Mereces ser feliz, y algún día encontrarás a alguien que te valore de verdad.

Ingrid asintió, tratando de encontrar fuerzas en las palabras de su tío

- Gracias, tío. Intentaré seguir adelante, aunque duela.

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