CAP. 94 COLORES DE IRA: EL SILENCIO QUE ROMPE LA NOCHE

3 2 0
                                    


Ximena frunció el ceño, recordando lo ocurrido momento antes, jalo a Luisa y Emma, alejándose del grupo, Arthur las observa con la mirada confundida.

- Yo la vi salir un momento, pero cuando volvió ya se veía un poco aturdida. Y justo en ese momento también vi que Arthur y Diego desaparecieron. ¿No crees que algo pasó entre ellos? —dijo, lanzando una mirada de duda a Emma y Luisa.

- No lo sé —respondió Emma, mordiéndose el labio— Pero Diego volvió antes, y los que regresaron casi juntos fueron Ingrid y Arthur... Arthur volvió primero y después de unos minutos Ingrid también apareció, pero se veía mal, muy mal.

- ¿No habrán vuelto a discutir? —preguntó Luisa, ya imaginando lo peor— Esa relación está en las últimas, lo sé. Arthur es demasiado orgulloso.

Ximena suspiró con frustración.

- Arthur no perdona a Ingrid por lo del rechazo en aquella fiesta, la humillación que le hizo pasar Íngrid, luego la desaparición de Arthur que afecto tanto a Íngrid. Pero lo peor es que ambos se aman... y no lo pueden admitir.

Mientras tanto, Arthur estaba inmerso en sus pensamientos. Todo lo ocurrido con Ingrid horas antes lo estaba devorando por dentro. Las palabras, las miradas, los reproches... todo estaba en su mente. Olivia, lo observaba de cerca, notando su distracción y cómo su atención estaba lejos de la fiesta.

- Arthur —dijo Olivia, con tono molesto— ¡qué demonios te pasa! ¿En qué estás pensando?

Arthur se giró hacia ella, tratando de poner una sonrisa, pero era evidente que estaba agotado.

- Ya te dije que estoy cansado—respondió con una excusa débil.

Olivia entrecerró los ojos, furiosa. Sabía que no era ella quien ocupaba los pensamientos de Arthur. Sabía perfectamente que, aunque estuviera allí con ella, su mente y su corazón estaban en otra parte... con Ingrid.

- Arthur... —insistió Olivia, más irritada— Quiero saber la verdad. ¿Qué te pasa?

Arthur apretó los puños, evitando la mirada de Olivia. Sabía que tenía que mentirle, pero las emociones lo estaban consumiendo. Las imágenes de su pelea con Ingrid lo hacían sentir culpable, pero no podía mostrar debilidad. No ahora.

- Ya te dije que no es nada, Olivia. Solo estoy cansado —repitió, con una voz firme pero vacía.

Mientras tanto, las chicas, Jimena, Luisa y Emma, seguían conversando entre ellas, preocupadas por Ingrid.

- Es raro, ¿no? —dijo Luisa, mordiéndose el labio— Ingrid nunca desaparece así.

- Lo sé —respondió Emma— Algo pasó entre ella y Arthur, estoy segura. Siempre es lo mismo con ellos.

Ximena suspiró, cruzándose de brazos.

- Esa relación está rota. Ambos están demasiado heridos y ninguno da su brazo a torcer.

Alessia rompieron el ambiente tenso.

- Vamos, chicos, no nos van a echar de la organización por una fiesta. Y si lo hacen, al menos fue divertido, ¿no?

Pero mientras Alessia bromeaba, Arthur y Olivia estaban en su propio mundo de tensión, Ginebra seguía pensando en Diego, y las amigas de Ingrid intentaban entender qué había sucedido. Cada uno, en sus pensamientos, estaba sumergido en un caos emocional que solo auguraba más problemas por venir.

La noche seguía oscura y opresiva mientras Alejandro llegaba furioso a su casa, con el cabello teñido en tonos estridentes y la ropa manchada de pintura. Cada paso resonaba con su ira contenida, mientras el eco de las burlas de la fiesta seguía retumbando en su cabeza. Su padre, al verlo entrar en ese estado, no pudo evitar su habitual tono despectivo.

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora