CAP. 15 ENTRE LA REALIDAD Y LA NEGACIÓN

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En la acogedora sala de estar de Ximena, Ángela y ella se encontraban inmersas en una tarde de confidencias y risas, compartiendo secretos y anhelos como solo las amigas pueden hacerlo.

- ¿Sabes qué, Luisa? - comenzó Ximena, jugueteando con un mechón de cabello - Tengo que confesarte algo.

Luisa la miró con curiosidad.

- ¿Qué pasa, Ximena? ¿Algún chisme jugoso que compartir?

Ximena río nerviosamente, sus mejillas coloreándose ligeramente.

- No, no es un chisme. Es algo un poco más... personal. Verás, hace un tiempo que he estado pensando en cómo decirte esto, pero... me gusta Arthur.

Los ojos de Luisa se abrieron con sorpresa ante la confesión de Ximena.

- ¿el hermano de Ginebra? ¿Arthur?

Asintiendo con timidez, Ximena continuó.

- Sí, Arthur. No puedo evitarlo. Hay algo en él que me atrae, algo que me hace querer pasar más tiempo a su lado.

Luisa sonrió, sintiendo una oleada de alegría por su amiga.

- Eso es genial, Ximena. Arthur es un chico increíble, ¿verdad?

Ximena asintió con entusiasmo.

- Sí, lo es. Pero... también he notado algo entre él e Ingrid. ¿No crees que hay algo más que solo amistad entre ellos?

Los ojos de Luisa se entrecerraron en reflexión.

- ¿Entre Arthur e Ingrid? No lo sé, nunca he pensado en ello. Pero ahora que lo mencionas, puede que tengas razón. Arthur siempre ha sido muy protector con ella, más de lo habitual y siempre está con ella.

Ximena asintió, sintiéndose aliviada de poder compartir sus sospechas con Luisa.

- Exactamente. Y creo que eso es lo que me hace dudar. No sé si debería seguir adelante con mis sentimientos hacia él, si Ingrid también siente lo mismo por él.

Luisa puso una mano reconfortante sobre el hombro de Ximena.

- No te preocupes, Ximena. Si realmente sientes algo por Arthur, deberías decirle. No dejes que las dudas te detengan.

Ximena asintió, agradecida por las palabras de apoyo de su amiga.

- Gracias, Luisa. Creo que hablaré con Arthur pronto, y veré qué pasa.

La conversación entre las dos amigas continuó, llena de confidencias y complicidad, mientras Ximena reflexionaba sobre el camino que se abría ante ella, con Arthur en el centro de sus pensamientos y emociones.

La luz se filtraba por las cortinas entreabiertas, bañando la sala en una calidez reconfortante. Arthur se encontraba en la sala, absorto en sus pensamientos, mientras la preocupación por Ingrid pesaba en su mente. Sus ojos recorrían la habitación, pero su atención estaba en otro lugar, perdida en el laberinto de su propia mente.

En el silencio de la casa, los murmullos de sus pensamientos resonaban como un eco lejano. ¿Cómo podía Ingrid seguir defendiendo a Mateo, a pesar de todo lo que le hacía? La ira bullía en su interior, alimentada por la impotencia de no poder salvar a Ingrid de ese abismo de dolor.

Ginebra, su hermana Menor, irrumpió en la tranquilidad con su característica vitalidad.

- Hermano, voy a ir a sacar algo de tu cuarto - anunció con una sonrisa traviesa, interrumpiendo el flujo de los pensamientos de Arthur.

La mención de su cuarto sacudió a Arthur de su ensimismamiento. Los recuerdos de la conversación con Ingrid, los tormentosos pensamientos sobre Mateo y la preocupación por el bienestar de su hermana lo invadieron de repente. Una sombra cruzó su rostro, arqueando una ceja en un gesto de preocupación.

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora