CAP. 22 DÉJÀ VU

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- Por dios – expresa asombrada Ginebra

- ¿Estoy soñado verdad? – habla Camilo

- Arthur ya viste quién está ahí – habla Mánzer, pero Arthur está perdido en sus pensamientos también en el celular

- ¡Arthur, mira quién es! - exclamó Adán, con los ojos abiertos de par en par.

Diego estaba pálido, apenas podía articular las palabras.

- Dios mío, no puede ser real

Camilo agarró el hombro de Arthur con fuerza.

- ¡Arthur, tienes que ver esto, es importante!"

Mánzer estaba igualmente asombrado.

- Arthur, ¿estás viendo lo que yo veo?

- Que tanto quieren que vea, Dios, porque no dejan de joder – expresa molesto levantó la vista lentamente, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sus ojos se encontraron con ella, y todo se detuvo por un momento. - No puede ser... - susurró, su voz apenas audible sobre el zumbido en sus oídos.

- Arthur, ¿la conoces? - preguntó Greta, notando la incredulidad en la expresión de su amigo.

Arthur luchó por encontrar las palabras, su mente, aun procesando la magnitud de lo que estaba presenciando. Finalmente, todo lo que pudo decir fue

- Ella... está viva

Sus amigos intercambiaron miradas de incredulidad y asombro, asimilando lentamente la verdad que acababan de presenciar.

Arthur la miro, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras se dirigía hacia Ingrid. Cada paso que daba parecía pesar toneladas, pero su determinación no flaqueaba.

- Arthur, ¿qué estás haciendo? - preguntó Mánzer en un susurro preocupado, pero Arthur no respondió

Ingrid lo miró con sorpresa cuando él se acercó, pero no hizo ningún movimiento para alejarse. Con gestos suaves, Arthur estaba furioso, la rabia y el dolor mezclándose en su pecho. Apenas levantó la vista y vio a Ingrid, pasó por su lado sin decir una palabra. Salió del ahí, su mente, un torbellino de emociones. Ingrid, al verlo, sintió un nudo en el estómago. ¿Qué le pasaba a Arthur? ¿Por qué estaba tan furioso?

No podía dejarlo así. Ingrid decidió ir tras él. Lo alcanzó mientras él seguía caminando con paso firme y rápido.

- Arthur, espera – dijo Ingrid, su voz temblorosa.

Arthur no le hizo caso, acelerando el paso.

- Arthur, por favor, necesito hablar contigo – insistió Ingrid, casi trotando para mantenerse a su lado.

Finalmente, Arthur se detuvo en seco, su cuerpo entero temblando de ira. Se giró hacia Ingrid, su mirada llena de una mezcla de dolor y furia.

- ¿Qué quieres, Ingrid? – escupió las palabras, su voz gélida.

- Arthur, solo quiero explicarte...

Arthur levantó una mano, deteniéndola.

- ¿Explicarme qué, Ingrid? ¿Que has estado viva todo este tiempo y ni siquiera te dignaste a buscarme? ¿Qué mientras yo lloraba tu pérdida, tú estabas... ¿Qué? ¿Escondida? – su voz se quebró, su respiración era pesada. - ¡Te vi lanzarte desde ese puente, en medio de esa tormenta! Creí que habías muerto. Todos lo creímos.

Ingrid intentó acercarse, pero Arthur dio un paso atrás.

- No, no te acerques. No puedo ni mirarte ahora mismo sin sentir que todo este tiempo ha sido una mentira – dijo Arthur, su voz llena de amargura.

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