CAP. 54 SECRETOS OSCUROS Y AMENAZAS EN LA DEIA

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Ingrid estaba sentada en la DEIA, tratando de concentrarse en su trabajo mientras su mente vagaba por los recuerdos dolorosos del pasado. La DEIA era un lugar de encuentro y estudio para jóvenes, un espacio lleno de mesas y sillas donde se podían ver a varios grupos discutiendo sus trabajos. En medio de las conversaciones y el murmullo constante, Ingrid intentaba mantener la calma.

De repente, una figura familiar apareció en la puerta. Era Abigaíl se acercó lentamente, con una expresión de nerviosismo en su rostro.

- Ingrid, ¿podemos hablar? —dijo Abigaíl con voz temblorosa.

Ingrid la miró sorprendida, pero asintió.

- Claro, Abigaíl. ¿Qué pasa?

Abigaíl se sentó a su lado, intentando encontrar las palabras adecuadas.

- Quería contarte lo ocurrido hace dos años, en esa fiesta. El día que rechazaste a Arthur.

Ingrid se tensó al escuchar esas palabras. Recordaba vívidamente esa noche y cómo todo se había desmoronado para ella.

- ¿Qué es lo que quieres decirme? —preguntó Ingrid, con la voz quebrada.

Abigaíl respiró hondo y comenzó a hablar.

- Ese día... ¿Nosotros? La verdad es....

Justo en ese momento, Alejandro apareció de la nada, interrumpiendo a Abigaíl. Su presencia era intimidante, y su mirada hacia Abigaíl era de pura furia.

- Hola Abigaíl. Hola, hermosa —dijo Alejandro, mirando a Ingrid con una sonrisa, pero sus ojos eran fríos cuando miraron a Abigaíl.

- ¿Qué quieres, Alejandro? —preguntó Ingrid, molesta por la interrupción.

- Pues, vine por unos libros —dijo Alejandro, inventando una excusa— Y como te vi, quería estar contigo. ¿Te gustaría ir al cine conmigo esta noche?

Ingrid suspiró, agotada por la insistencia de Alejandro.

- No sé, Alejandro. Sinceramente, quiero que te mantengas alejado de mí. No quiero que la gente piense que tú y yo somos novios. No quiero que haya malinterpretaciones.

Alejandro sonrió, pero sus ojos no mostraban ninguna alegría.

- No tienes por qué hacer caso a lo que diga la gente, hermosa.

- No, Alejandro. Por favor, vete. Abigaíl quería contarme algo.

- Hermosa, tú sabes lo que siento por ti —insistió Alejandro.

- ¡Basta, Alejandro! —dijo Ingrid, levantando la voz— Deja de molestar. Abigaíl, ¿qué es lo que querías decirme?

Alejandro miró a Abigaíl con una mezcla de dolor y enojo.

- Nada, mejor olvídalo —dijo Abigaíl, retrocediendo— Nos veremos más tarde, Ingrid.

Abigaíl se levantó y se alejó rápidamente. Alejandro la siguió, visiblemente enfadado. Cuando estuvieron fuera de la vista de Ingrid, Alejandro la agarró del brazo con fuerza.

- ¿Qué diablos piensas que estabas haciendo? —dijo Alejandro, furioso.

- Contarle la verdad de lo que pasó hace dos años —respondió Abigaíl, tratando de soltarse— Ya no puedo más con esta mentira.

- Tú y yo prometimos que no íbamos a decir a nadie lo que hicimos ese día. ¿O acaso lo olvidaste? —le espetó Alejandro, acercándose más a ella.

- Lo sé, pero es mejor que Ingrid y todos sepan la verdad. Es mejor que se enteren de lo que planeamos ese día —dijo Abigaíl con determinación.

- ¿Y piensas que todos lo tomarán bien cuando se enteren? —preguntó Alejandro, con una sonrisa sarcástica— Nadie debe saber que tú y yo planeamos todo para separar a Arthur e Ingrid.

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora