Ingrid estaba sentada en la DEIA, tratando de concentrarse en su trabajo mientras su mente vagaba por los recuerdos dolorosos del pasado. La DEIA era un lugar de encuentro y estudio para jóvenes, un espacio lleno de mesas y sillas donde se podían ver a varios grupos discutiendo sus trabajos. En medio de las conversaciones y el murmullo constante, Ingrid intentaba mantener la calma.
De repente, una figura familiar apareció en la puerta. Era Abigaíl se acercó lentamente, con una expresión de nerviosismo en su rostro.
- Ingrid, ¿podemos hablar? —dijo Abigaíl con voz temblorosa.
Ingrid la miró sorprendida, pero asintió.
- Claro, Abigaíl. ¿Qué pasa?
Abigaíl se sentó a su lado, intentando encontrar las palabras adecuadas.
- Quería contarte lo ocurrido hace dos años, en esa fiesta. El día que rechazaste a Arthur.
Ingrid se tensó al escuchar esas palabras. Recordaba vívidamente esa noche y cómo todo se había desmoronado para ella.
- ¿Qué es lo que quieres decirme? —preguntó Ingrid, con la voz quebrada.
Abigaíl respiró hondo y comenzó a hablar.
- Ese día... ¿Nosotros? La verdad es....
Justo en ese momento, Alejandro apareció de la nada, interrumpiendo a Abigaíl. Su presencia era intimidante, y su mirada hacia Abigaíl era de pura furia.
- Hola Abigaíl. Hola, hermosa —dijo Alejandro, mirando a Ingrid con una sonrisa, pero sus ojos eran fríos cuando miraron a Abigaíl.
- ¿Qué quieres, Alejandro? —preguntó Ingrid, molesta por la interrupción.
- Pues, vine por unos libros —dijo Alejandro, inventando una excusa— Y como te vi, quería estar contigo. ¿Te gustaría ir al cine conmigo esta noche?
Ingrid suspiró, agotada por la insistencia de Alejandro.
- No sé, Alejandro. Sinceramente, quiero que te mantengas alejado de mí. No quiero que la gente piense que tú y yo somos novios. No quiero que haya malinterpretaciones.
Alejandro sonrió, pero sus ojos no mostraban ninguna alegría.
- No tienes por qué hacer caso a lo que diga la gente, hermosa.
- No, Alejandro. Por favor, vete. Abigaíl quería contarme algo.
- Hermosa, tú sabes lo que siento por ti —insistió Alejandro.
- ¡Basta, Alejandro! —dijo Ingrid, levantando la voz— Deja de molestar. Abigaíl, ¿qué es lo que querías decirme?
Alejandro miró a Abigaíl con una mezcla de dolor y enojo.
- Nada, mejor olvídalo —dijo Abigaíl, retrocediendo— Nos veremos más tarde, Ingrid.
Abigaíl se levantó y se alejó rápidamente. Alejandro la siguió, visiblemente enfadado. Cuando estuvieron fuera de la vista de Ingrid, Alejandro la agarró del brazo con fuerza.
- ¿Qué diablos piensas que estabas haciendo? —dijo Alejandro, furioso.
- Contarle la verdad de lo que pasó hace dos años —respondió Abigaíl, tratando de soltarse— Ya no puedo más con esta mentira.
- Tú y yo prometimos que no íbamos a decir a nadie lo que hicimos ese día. ¿O acaso lo olvidaste? —le espetó Alejandro, acercándose más a ella.
- Lo sé, pero es mejor que Ingrid y todos sepan la verdad. Es mejor que se enteren de lo que planeamos ese día —dijo Abigaíl con determinación.
- ¿Y piensas que todos lo tomarán bien cuando se enteren? —preguntó Alejandro, con una sonrisa sarcástica— Nadie debe saber que tú y yo planeamos todo para separar a Arthur e Ingrid.
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QUÉDATE CONMIGO
Teen FictionIngrid y Arthur se encuentran atrapados en un torbellino de violencia y emociones prohibidas. Ingrid soporta en silencio el tormento infligido por su pareja, hasta que el peso del dolor se vuelve insoportable y toma una decisión desgarradora. Mientr...