CAP. 11 EL DESPERTAR DEL MONSTRUO

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Y así, entre pinceladas y secretos, Mateo e Ingrid se aferraron a la esperanza de un futuro mejor, incluso cuando las sombras del pasado amenazaban con consumirlos. Pero solo era la imaginación de ella, pero al despertar de esa ilusión se enfrenta a la realidad, Mateo con pasos firmes, el ceño fruncido y la mirada cargada de furia. Su presencia llenó la habitación de tensión, Ingrid sintió un nudo en el estómago al ver la expresión en el rostro de su pareja.

- ¿Qué está pasando, Mateo? ¿Por qué estás tan enojado? - pregunta, intentando mantener la calma a pesar de la creciente ansiedad que sentía.

Mateo lanzó el lienzo al suelo con violencia, haciendo que las gotas de pintura salpicaran el suelo.

- ¿Esto es lo que piensas de mí? ¿Es esto lo que crees que soy? - su voz resonó en la habitación, llena de amargura y desprecio.

Ingrid miró el cuadro que yacía en el suelo, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda al reconocer la imagen que había pintado. Era una representación cruda y dolorosa de la violencia que había experimentado a manos de Mateo, plasmada en trazos oscuros y angustiantes.

- No se trata de ti, Mateo. Se trata de mí y de lo que he vivido - respondió Ingrid, tratando de explicarse - Es mi forma de expresar el dolor y la angustia que he sentido.

Pero Mateo no estaba dispuesto a escuchar. Con un gesto brusco, la agarró del brazo y la arrastró fuera de la sala, ignorando los intentos de Ingrid por liberarse de su agarre. El corazón de Ingrid latía con fuerza mientras Mateo la llevaba hasta su casa, donde la confrontación alcanzaría su punto álgido.

- ¿Por qué haces esto, Mateo? ¿Por qué me sacaste así del colegio y ahora de la casa? - preguntó Ingrid, al borde de las lágrimas, mientras se enfrentaban en la sala de estar.

- Porque no puedo soportar que expongas nuestra vida privada de esta manera - respondió Mateo con voz ronca, su rostro contorsionado por la ira. - ¡No eres más que una irresponsable que no piensa en las consecuencias de sus acciones! ¡¡¡¡Y lo peor es que eres una maldita perra!!!!

Las palabras de Mateo resonaron en los oídos de Ingrid, golpeándola como un puñetazo en el estómago. Se sintió impotente y vulnerable, sin poder encontrar las palabras para defenderse. Pero antes de que pudiera reaccionar, la situación dio un giro violento. Mateo le agarro del cabello y la volvió a meter a la casa.

Con un grito de furia, Mateo arremetió contra Ingrid, golpeándola con una fuerza que la dejó aturdida. El sonido de los golpes resonaba en la habitación, mezclado con los sollozos de Ingrid mientras intentaba protegerse del ataque.

- ¡Para, Mateo!, ¡por favor! - suplicaba Ingrid, sintiendo cada golpe como un puñal en el corazón, Pero Mateo estaba cegado por la rabia, incapaz de detenerse hasta que Ingrid yacía en el suelo, herida y temblorosa.

El silencio se apoderó de la habitación, roto solo por el sollozo de Ingrid mientras se aferraba a su dolor físico y emocional. Miró a Mateo con ojos llenos de terror y traición, viendo en él a un monstruo. Con el eco de los gritos y el sonido de los sollozos, dejando a Ingrid sumida en la oscuridad de su propia pesadilla. Y en lo más profundo de su ser, sabía que las cicatrices de esa noche tardarían mucho tiempo en sanar.

Ginebra observó a su hermano Arthur con curiosidad mientras tomaban el desayuno al día siguiente del concurso de talentos. La tensión en el ambiente era palpable, Ginebra no pudo contener su necesidad de saber qué había pasado entre él, Ingrid y ese tipo. Aunque ella ya más o menos sabe lo que sucede, pero lo quiere escuchar de su hermano

- ¿Arthur, qué pasó anoche en el concurso? Vi cómo discutías con Ingrid y luego los buenos golpes que se dieron tú y ese mostró - pregunta, buscando respuestas en los ojos de su hermano.

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora