Capítulo 2.8 Tomar el valor

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Llevábamos solo pocos días de vacaciones y yo esperaba a mi hermano. Él se encontraba revisando los temas de la clínica junto con la junta y su abogado. Cuando la reunión termino mi hermano me llevo a comer.

—¿Cómo está, Sam? — le pregunte mientras comía mi ensalada.

—Hermosa — me dijo con una cálida sonrisa.

Mi hermano solo sonreía de forma feliz cuando hablaba de Samanta, de resto solo manejaba miradas neutras y sonrisas cordiales.

—¿Crees que venga pronto? — le pregunte con ilusión.

—Ver a Selma no le agrada. Creo que la única razón por la que viene a veces es por ti — me aseguro mientras cortaba la carne con parsimonia y elegancia.

—¿Por mí? — le dije con ilusión.

—Te tiene cariño — me aseguro.

—Yo también la quiero — le dije con una sonrisa.

Mi cuñada siempre me había parecido alguien hermosa y con una chispa única. Siempre la miré con admiración y me reía de sus comentarios y la manera en que se defendía de mis padres.

—¿Cómo te sientes con la universidad? — me pregunto Nicolás, mientras seguía comiendo su filete de carne.

—Bien — le dije con resignación.

—Sé que querías ir a Moscú y si tiene unas universidades buenas — me aseguro con detalle.

—Mis papás no me dejaron — le mencioné con resignación.

—Creo que si realizas dos años aquí y les demuestras que ya estás preparada para dejar la casa, entonces accederán — menciono con determinación.

Ese comentario me dio una pizca de esperanza. Conseguiría esa aprobación, para poderme ir con Nick a Moscú. De esa manera, todo lo que habíamos planeado llegaría, dos años tarde, pero llegaría.

—Entonces lo haré. Me esforzaré todos los días — le aseguré con esperanza y una gran sonrisa.

—Sé que lo harás — menciono Nicolás asintiendo ante mi entusiasmo.

Nicolás terminó de comer su filete y termino por acompañarme a casa. Desde mi incidente, de manera mensual mi hermano y yo teníamos un almuerzo donde él se aseguraba de mi estado y me realizaba preguntas puntuales para determinar que tan bien iba en mis terapias.

Cuando el chofer de Nicolás estaciono en la casa, termine por moverme indecisa y tomar el valor para solicitarle su ayuda con algo que quería.

—Nicolás — le dije indecisas mientras removía las manos.

—Dime — menciono mientras me detallaba.

—Es que — le dije indecisa.

—Vamos — termino por animarme.

Nicolás esperó pacientemente que tomara el valor para hablar y yo solo empecé a controlar mis respiraciones, para hablar.

—Quiero salir de vacaciones con Nick — le dije con una sonrisa tímida.

—¿Vacaciones? — me pregunto con intriga, mientras analizaba mis palabras.

—A Grecia. Puedes interceder con mis padres — le dije con entusiasmo.

—¿Por qué no lo haces tú? — me pregunto de forma intrigada.

—Por qué no me escuchan — le dije con frustración.

—Tienes que pelear por tus batallas y lo que quieres — me aseguro Nicolás con determinación.

—Sí — terminé dándome por vencida.

6.El Alfa ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora