Capítulo 1.29 Porque me llaman Brutal.

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Deje a Alana en el camerino con Abby mientras mi ira iba en aumento y mi lobo se encontraba frenético. Hugo fue a cuadrar lo de las apuestas y Will se encargaría de que las personas no se fueran. Quería que la mayoría de personas vieran el sufrimiento y destrucción del imbécil.

Ernesto me esperaba para guiarme donde tenían retenido a la mierda que quería matar. Así que cuando llegue él junto con sus estúpidos amigos me esperaban en la entrada del cuarto.

Cuando llegue ellos me miraban con intriga y desconfianza. Mientras que mi semblante seguía serio. Termine por tomar a la mierda del cuello y atropellarlo contra la pared. Quería tener una conversación en privado con él, pero mis ganas de asesinarlo eran tantas, que lo termine por encuellar en contra de la pared.

—La pregunta es. ¿Quién mierdas es usted? — le dije con rabia.

—Soy amigo de Alana — me dijo como pudo, mientras intentaba liberarse de mi agarre en su cuello, sin éxito.

—Amigo no lo creo. Tiene más cara de bastardo — le dije presionándolo más contra la pared.

—Ella no es tan importante — me dijo con molestia.

—No sé si toda la mierda que tiene en la cabeza acabo con todas sus neuronas. Pero por si no se dio cuenta o no fui lo suficientemente evidente. Ella es todo para mí — le dije con mucha rabia, estrellando su cabeza contra la pared.

—¿Por? — menciono la rubia una de las amigas del bastardo mirándome con mucha curiosidad.

La detalle, pero nunca la había visto, por otro lado la otra era una de esas mujeres que siempre se ofrecía a la salida de una pelea. Era ridícula. La rubia me miraba con mucho asombro.

—Perdón — le dije de forma furiosa y ellas solo se removieron de forma incómoda y descarada.

—Somos amigos, permanezco a su lado porque es tan insignificante que a nadie le importa — aseguro la mierda con molestia al ver la reacción que tenía en sus dos amigas.

—Tobías, cállate — le dijo la peli rubia, mientras se aproximaba a nosotros, pero cuando presione más a Tobías contra la pared, ella retrocedió con miedo.

—Lo siento — gesticulo el maldito con súplica en sus ojos, contrayéndose de dolor.

—Y laméntelo más hijo de puta — le dije lanzándole un puño en su estómago que le saco el aire y lo deje caer de forma brusca al suelo mientras lo miraba de forma intimidante. La rubia terminó por acercarse a él para auxiliarlo.

—Le diré a los papás de Alana lo que usted hace. Ellos no aprobarán su relación cuando se enteren de todo — termino por amenazarme mientras intentaba recuperar el aire.

—Patético. En serio usted cree que me tiene en sus manos — le dije con molestia agachándome y conservando mi postura dominante.

—Tengo testigos — menciono mientras presionaba su estómago.

—Cada vez que usted habla me doy cuenta de que pueden existir gente sin un mínimo de cerebro en ese mundo — le dije con rabia y empecé a pincharle la cabeza con un dedo —. Hola, hay alguien ahí — le dije con burla —. Yo soy el maldito dueño del lugar. Tengo videos de peleas suyas, cogiendo con esa y empepado hasta no saber de uste— le dije como amenaza mientras la rubia me miraba con susto.

—No es cierto — menciono sin creerlo.

—Creo que yo soy el que lo tiene en las manos, hijo de puta — le dije con una sonrisa de burla y una mirada.

—¿Me va a matar? — pregunto ante mi amenaza.

—Quisiera, pero no quiero asustar a Alana. Talvez en un futuro cuando esté tan enamorada de mí que no le importe que sea un asesino — le dije con voz dura y él me miró con los ojos desorbitados.

6.El Alfa ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora