Cuando desperté, el pitido constante de la máquina me transportó meses atrás, cuando día tras día esos pitidos eran el sonido de cada día. Así que me empecé a mover de forma suave.
—Hasta que despiertas — me aseguró Nicolás mientras revisaba los resultados que tenía en la mano.
—Hola, Nicolás — le dije mientras me sentaba en la cama.
—¿Qué pasó? — preguntó de forma interrogativa.
—Es que me sentí mal — le mencioné en tono suave.
—Lo sé, por eso te desmayaste. Pero los niveles de azúcar en 400 me preocupan — mencionó con desacierto.
—Es que comí un helado — le dije con disculpa.
—Alana, qué irresponsable eres — terminó por reprenderme.
—Es que me quise sentir normal — le dije lo que pensaba.
—Tienes que tener más cuidado — me dijo con una sonrisa cálida.
—Sí — le aseguré.
—Tu amigo me desespera — mencionó mientras miraba por la ventana.
—¿Amigo? — le dije sin entender.
—El chico Olsson — mencionó.
—¡Tobías! — le dije con asombro.
—Sí.
—¿Por qué? — le pregunté sin entender.
—Asegura que te viniste sin él — me dijo mientras me miraba con sumo detalle.
—Es que lo hice — Nicolás alzó una ceja mirándome con intriga —. Es que salí con unos amigos a la salida del colegio — le mencioné. Pues no le iba a decir que solo salí con Nick, para que después me prohibieran juntarme con él.
—Eso está bien — me dijo con una sonrisa cómplice —. Pero lo que no está bien es que no te cuidas — terminó por reprenderme.
—Lo tendré en cuenta — le aseguré, para que estuviera más tranquilo.
Nicolás terminó por irse y después me quedé en observación hasta que la noche llegó y pudimos irnos a casa. Mi mamá me miraba con preocupación mientras seguía hablando por su teléfono. Así que cuando llegamos al recibidor de la casa terminó por soltar todo lo que se venía guardando desde que salimos de la clínica.
—Ese nuevo colegio no me gusta. Queda muy lejos y siempre llegas tarde. Sin contar que ahora te vas a comer helados con tus amigos, olvidando tu dieta estricta — mencionó y yo solo la escuché, pues no tenía caso discutir o hablar con ella —. Creo que Tobías tiene razón y lo mejor es que busquemos uno más pequeño y cercano. ¿Qué opinas? — terminó por preguntarme y tomándome por sorpresa.
—Es que mi nuevo colegio me gusta — le dije suave, pues me sentía bien en él. No quería dejar de hablar con Abby o ver a Nick.
—No lo sé — mencionó contraída.
—¿Qué pasó? — mencionó Nicolás mientras ingresaba a la casa y se quitaba su abrigo.
—Quiero cambiarla de colegio — mencionó mi mamá.
—¿Por qué? — le preguntó mi hermano sin entender.
—Te parece poco su escapada — le dijo ella con dramatismo y voz alarmada.
—No fue escapada, solo fue a comer helados con unos nuevos amigos, no tiene nada del otro mundo. Deja el drama. Alana está bien en ese colegio y seguirá ahí — le dijo mi hermano con reclamo.
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6.El Alfa Implacable
WerewolfNick Manrique Walsh, es el menor de sus seis hermanos. Alguien dulce, amigable, sociable y con un gran atractivo físico, que lo cataloga como el hombre perfecto. Bueno eso es lo que piensan todas las chicas del instituto o cualquiera que lo conozca...