Epilogo 1

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Cuando baje del estrado Nick miraba todo con seriedad y yo solo seguí avanzando hasta que me ubique lejos de mi familia. No quería enfrentar a mi familia. Los miré de reojo y mi mamá se encontraba en un mar de lágrimas, mientras que mi papá solo miraba un punto fijo.

Cuando la audiencia termino y el juez anuncio que tenían que evaluar de nuevo el caso, salí de forma pausada manteniendo mi mirada agachada. Unos cálidos brazos me rodearon y mi mamá me estrujaba con fuerza tratando de consolarse con mi abrazo.

—Alana, cariño cuanto lo siento — me dijo en medio de su llanto.

—Estoy bien mamá — le aseguré tratando de consolarla.

Mi mamá me detallo y después se secó sus lágrimas con el pañuelo que le había dado mi papá quien me miraba con mucha nostalgia.

—Alana — me dijo llamándome de forma suave.

—No te preocupes papá — le aseguré con una sonrisa cálida.

—¿Cómo no nos dimos cuenta? — se reclamó mi papá sin entender. Como durante tanto tiempo no se habían dado cuenta de algo.

—Como se iban a dar cuenta si siempre viven de las apariencias — aseguro Samanta. Mi cuñada mientras miraba a mi mamá con reproche —. Vez Selma, esa gente que según tú es de buena familia resulto ser de lo peor — le reclamo con molestia.

—No empieces — le dijo mi mamá cansada y con molestia.

—Empiezo porque por dejarse deslumbrar de apellidos y apariencias. Alana estuvo rodeada de un gran peligro — le dijo Sam con mucha molestia.

—Siempre siendo odiosa — le dijo mi mamá con molestia.

Para nosotros no era un secreto que mi mamá y cuñada no se llevaban bien. En cierto modo entendía a Sam mis padres no habían sido los mejores o más buenos cuando se trataba de su relación con Nicolás.

—Y usted siempre siendo estirada y elitista — le respondió Sam de forma tosca.

—La clase es algo que no se puede comprar — le aseguro mi mamá mirándola con contrariedad.

—Selma — aseguro la voz de mi hermano de forma apática. Nicolás se ubicó cerca de Sam y miro a mi mamá con seriedad.

—Controla a tu mujer — le dijo mi papá a mi hermano. Quien solo miro con mucho incordio a mi papá.

—Viejo odioso — le dijo Sam a mi papá y yo solo traté de disimular una sonrisa.

La diferencia de edad y de temperamento entre mi hermana y mi cuñada era abismal. Eran la pareja más dispareja que conocía. Pero también era esa clase de pareja que juntos son un desastre, pero separados eran toda una catástrofe.

—Corazón mío, enfoquémonos en Alana — le solicito Nicolás a Sam y ella asintió con una sonrisa.

—Cierto. Puedes vivir con nosotros — termino por decir Sam de forma relajada y tranquila.

—¿No entiendo por qué su idea? — le pregunto mi mamá —. Es una estupidez — termino por afirmar.

—Es claro que estará mejor con nosotros — la reto Samanta

—Somos sus padres — asevero mi mamá.

—La cuidaremos mejor — aseguro mi cuñada de forma terca. Ella era toda una dramática y yo traté de controlar la risa que me generaba su discusión con mi mamá.

—Dudo que una cabra suelta le pueda dar una educación — aseguro mi mamá con mucha ponzoña.

Mi hermano miró con tanta molestia a mi mamá que yo termine por interferir en la discusión, dándole un fuerte abrazo a Sam para evitar la evidente discusión que ya no sería tan divertida.

6.El Alfa ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora