Capítulo 1.37 Tobías al descubierto

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Este es el capitulo final de la primera parte del libro. En pocas horas subiré el Epílogo 1 y después nos prepararemos para esperar la segunda parte del libro.

Que lo disfruten 

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Nick

Alana se encontraba intranquila y muy asustada. Había sido muy arriesgado que fuera a buscarme a noche. Había puesto distancia entre los dos, porque no quería lastimarla diciéndole cosas de las cuales me arrepentiría y era lo que iba a pasar si me quedaba con ella. Pues no entendía como había permitido que le hicieran tanto daño. Mucho más darles el placer de atentar contra su vida. Eso último era lo que nos dejaba a mi lobo y a mí con una gran molestia. No nos imaginábamos en un mundo sin ella y peor aún es que lo hizo antes de conocernos, tuvimos suerte de que fallara.

—Ven conmigo — me dijo Alana, tomándome de la mano e invitándome a salir del auto.

—Dulzura, no quiero incomodar a tus padres — le dije de forma tranquila. Sus papás no me querían cerca de ella y no quería presionarlos.

—Yo no quiero que me dejes — me dijo de forma triste y con sus ojos aguados.

—Bien — termine por ceder, pues no me gustaba verla triste.

Bajamos del auto y Alana me tomo de la mano mientras avanzábamos a su casa donde sus padres nos esperaban en la puerta.

—Gracias por traerla — menciono el señor Jarol.

—Alana ve y te bañas y bajas a desayunar — le dijo la señora Selma y ella me miró con súplica y yo asentí para que fuera tranquila —. ¿Quieres desayunar con nosotros? Te sacamos de tu casa sin considerarlo y con eso nuestra Alana desayuna, porque últimamente no lo hace mucho — me dijo en tono preocupado.

—¿Pero está bien? — le dije con preocupación.

—Sí, por suerte sus niveles de azúcar están bien — me aseguro con tranquilidad.

—Entonces me quedo — le dije mientras la miraba.

—Gracias — me dijo la señora Selma y yo asentí.

—Sigue — me indico el señor Jarol, mientras me guiaba al interior de la casa.

Avanzamos, donde la señora Selma dio la indicación para que alistaran la mesa y nos sirvieran el desayuno.

—Lamentamos manteneros distantes. Pero creímos que Alana estaba enojada contigo, ya que no venías y ella no salía, después consideramos que lo mejor era que la dejaras — menciono la señora Selma con disculpa y yo asentí mientras seguía avanzando hacia el comedor.

—Lo entiendo. Pero igual no voy a dejar a Alana — le garanticé. Pues no pensaba dejarla y si ellos se seguían negando, simplemente le propondría que se fuera conmigo.

—Eso ya lo entendimos — aseguro el señor Jarol con seriedad.

—Bien — les dije mientras ellos me observaban con cautela.

—Vamos a desayunar — termino por decir la señora Selma ubicándose en su puesto.

Alana llegó luciendo unos de sus lindos vestidos cortos que me encantaban. Se sentó junto a mí y me tomo de la mano de forma suave. Cuando la comida llego Alana comió con cautela, pero termino por dejar limpio su plato, lo cual me tranquilizo.

Sus padres terminaron por darnos espacio y yo la acompañe un rato en la sala, para después irme. Necesitaba resolver muchas cosas con urgencia.

—¿Te quedas un poquito? — me solicito cuando me puse de pie, dispuesto a irme.

6.El Alfa ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora