Capítulo 2.28 El regreso de Alana

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Ryas siguió conviviendo con nosotros los siguientes días, pero realizaba trabajos de omegas de nivel inferior. La familia seguía manejando con cautela la presencia de ese señor en la casa. Damien, por su parte, ni había asistido al lugar.

Santiago insistió en seguir con nuestro entrenamiento. Así que los próximos cinco días, mientras esperaba a Alana, entrenaba de día y de noche.

—Más resistencia — rugió Oscuro.

Mientras nos encontrábamos jalando la cuerda con la mandíbula y cinco lobos realizaban fuera desde el otro extremo de la cuerda. Trueno estaba emocionado con el entrenamiento, donde se ponía en prácticas sus habilidades.

—Más coordinación — les rugió a los lobos, mientras otros dos lobos se agregaban a la cuerda, de cada uno de nosotros.

Oscurus quería que se intensificara nuestra fuerza. Para lograrlo nos obligaba a entrenar varias horas al día.

—Más fuerza — nos rugió con ferocidad.

Los lobos terminaron por incrementar su fuerza y al final le puse más resistencia. Viento por su parte se desestabilizó, pero volvió a recuperar su postura, mientras seguía jalando con fuerza.

Varios lobos se ubicaron a nuestros costados y Trueno se puso alerta ante el próximo ataque. Los lobos se acomodaron en una línea recta a nuestro alrededor y nuestros lobos empezaron a estar más atentos.

—Ataquen — rugió Oscurus.

Los lobos terminaron por atacarnos y logré esquivar sus ataques mientras seguía jalando la cuerda con mi mandíbula. Uno de los lobos termino por moderme una de mis patas traseras y lo empujé con fuerza.

Viento terminó por caer cuando le jalaron la cuerda y Feroz termino por soltar la cuerda cuando esquivo uno de los lobos que lo estaban atacando. Por mi parte empecé a forcejear más con mi cuerpo agotado y por fin terminé por derrumbar a algunos.

—Organícense — rugió Oscurus y después todos nos formamos en filas.

Me dolía todo el cuerpo. Pero después de que Oscurus dio la orden, terminamos por retirarnos a la casa, donde recuperamos nuestra forma.

—Me duele todo — mencioné mientras me ponía mis pantalonetas.

—Esto es crueldad pura — aseguro Arman de forma dramática.

—Loes — le aseguro Liam.

Cuando me bañe termine por ponerme unas vendas en las manos y otra en el pie. El entrenamiento de toda la semana estaba pasando factura y tenía varios hematomas y rasguños en el cuerpo.

Cuando mi celular sonó revise deprisa el mensaje, para mirar que el vuelo de Alana llegaba en pocas horas. Así que terminé de organizarme y salí deprisa para ir a recibirla. De camino recogía el ramo de flores que había encargado.

Cuando me bajé en el aeropuerto, varias miradas se posaron en mí, pero seguí avanzando hacia la salida del vuelo de mi dulzura. Cuando llegue ella iba saliendo y la observe con una sonrisa mientras veía como las suaves hondas de su pelo se movían de forma delicada y ella se veía hermosa con ese jean ajustado y su corcel rosado.

—Dulzura — le dije cuando la vi.

Me quité las gafas de sol para detallarla. Ella corrió en mi dirección, arrastrando su maleta y sonriendo con felicidad.

—Nick — me dijo cuando la recibí en mis brazos y ella solos seguía luciendo su sonrisa radiante.

—Te extrañé — le dije cuando la tenía en mis brazos.

6.El Alfa ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora