Capítulo 1.4 Mucho gusto Nick Manrique Walsh

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Las conversaciones con Abby se me facilitaban, teníamos gustos similares. Me alegraba que por primera vez me podía llevar bien con alguien. Anteriormente, cuando me llevaba bien con alguien, mi prima busca la manera de que me dejaran de hablar y se terminaban burlando de mí.

—Mañana te voy a enseñar los lugares ocultos de la zona de entrenamiento.

—¿Hay lugares ocultos?

—Sí—aseguro con emoción—. Algunas parejas son sorprendidas ahí.

—Bien—le dije mientras seguíamos avanzando y un Mazda blanco se estacionaba enfrente de nosotros.

—Abby, súbete—le dijo su hermano de forma impaciente.

—Ya voy—le dijo mientras me miraba —. Te podemos llevar—me aseguro de forma tranquila.

—No. Alguien me recoge—le aseguré, pues tenía que esperar a Tobías.

—¿Segura? —me pregunto con recelo.

—Sí. No te preocupes—le aseguré mientras buscaba mi celular.

—Abby—le insistió su hermano.

—Deja de acosarme—le dijo ella con reclamo.

—Tengo hambre—le aseguro él de forma impaciente.

—Ya voy—se despidió de mí con un abrazo y un beso en la mejilla —. Nos vemos mañana.

—Adiós—le dije con mi mano mientras ella se subía al carro. El otro amigo de Hugo iba en la parte delantera y Abby termino por irse atrás.

Busque por todo el lugar el carro de Tobías, pero no lo encontré, así que termine por buscar una banca y sentarme a esperarlo. Revise mi celular para ver si tenía algún mensaje, pero no tenía nada. Una hora después supuse que Tobías no vendría, así que tendría que volver a casa sola y caminando, pues no tenía ni para el autobús.

Seguí avanzando por la calle hasta que un carro azul se paró en mi costado y la ventana del copiloto se empezó a bajar, mientras un par de ojos azules y una sonrisa cautivadora me observaban.

—Hola—me dijo de forma traviesa.

—Hola—le respondí de forma suave y nerviosa.

—¿Para dónde vas?

—Mi casa.

—Lose—me dijo de forma graciosa —. Me refiero a qué punto de la ciudad.

—Eso—le dije de forma tímida—voy para el barrio de Östermalm.

—Te llevo—me dijo de forma tranquila.

—No—le dije de forma rápida.

—¿Por qué? —me dijo con la voz pagada mientras realizaba un adorable puchero.

—No quiero incomodarte—le dije de forma tímida.

—No lo haces. Además, me queda de camino a mi casa—me aseguro con determinación mientras apagaba el auto.

—No sé—le dije indecisa.

—¿Por qué dudas? —me dijo mientras se baja del vehículo y se acercaba a mí. De cerca, la diferencia de estatura de los dos era muy notoria. El mediría como 1.70 y yo apenas 1.57.

—Es que... — le dije intimidada por su cercanía.

—¿Crees que te voy a hacer algo? —me preguntó de forma dudosa.

—No—le dije rápido, pero en el fondo tenía miedo. Últimamente, las personas se acercaban a mí para lastimarme.

—Sé que sí—me dijo mientras se acercaba más a mí.

6.El Alfa ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora