dominio del chakra

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Yo, Kurama, dominaré esta habilidad en cinco minutos," pensó con mucho orgullo. Después de todo, Hagoromo había dicho que esta habilidad sería fácil para él. Sin embargo, tres horas después, apenas podía absorber el 30% del chakra de su "enemigo": un árbol... No había objetivos vivos, y los bichos apenas tenían chakra, así que Hagoromo, o mejor dicho, su clon de chakra, puso su propio chakra en un árbol, y Kurama debía absorberlo.

Volvió a intentarlo. Movilizó su chakra, lo sacó de su cuerpo sin intenciones de destruir, envolvió el árbol, corroyó el chakra que tenía, y llegó a la parte difícil: refinarlo. Su chakra, de un rojo intenso, estaba lleno de malicia y odio, aunque él mismo no sentía ese odio. Supuso que era un atributo único de su chakra. Pero en medio de sus pensamientos, perdió el control del chakra que había envuelto al árbol y tuvo que empezar de nuevo.

Esta vez se concentró. Refinó el chakra del árbol lentamente, y después de treinta minutos, finalmente lo absorbió. Gritó de felicidad.

Hagoromo, al ver a Kurama gritar de felicidad, quedó sin palabras. "¿Este pequeño se emocionó demasiado, no?" pensó. "¿No era solo un árbol con mi chakra?"

Lo que ni Hagoromo ni Kurama sabían era que el chakra de Hagoromo era demasiado denso comparado con el de una persona normal. Si ese árbol hubiera tenido el chakra de una persona común, incluso con la misma cantidad, Kurama habría tardado solo tres minutos en refinarlo, en lugar de las tres horas que le tomó refinar solo el 30% del chakra del árbol. La diferencia era como comparar una tortuga con un tren bala.

Los siguientes días pasaron de la misma manera: molestando a Shukaku, durmiendo junto a Matatabi y Hagoromo, visitando al Cuatro y al Cinco Colas para presumir su perfecta forma de zorro, que en comparación con ellos, era mucho más hermosa. Y, por supuesto, entrenando su absorción de chakra

 Dos años después, Hagoromo reunió a los bijūs y dijo:

"Tendrán pequeños compañeros: Ashura e Indra, preséntense."

Un niño, Indra, se presentó y dijo:
"Hola, soy Indra, espero que nos llevemos bien." Luego se inclinó. La mayoría de los bijūs sintieron buena voluntad hacia el chico, incluyéndome a mí, Kurama.

Después, un chico con una actitud más atrevida apareció y, gritando, dijo:
"¡Hola, soy Ashura! ¡Preséntense!"

Con un fingido enfado, dije:
"¿Quién es ese enano, Hagoromo? ¿Quieres que me lo coma?"
Mostré mis dientes de zorro, asustando al niño, quien respondió:
"Espero que nos llevemos bien," e hizo una reverencia también.

Hagoromo se rió y luego comenzó a presentar a los bijūs. Cuando llegó mi turno, grité:
"¡Soy Kurama, enano! El bijū más fuerte que existe actualmente y para siempre," con una sonrisa arrogante.

Seis de los bijūs dijeron al unísono:
"¿Quieres pelear contra todos nosotros?"

Con cara de vergüenza, dije descaradamente:
"No, no pelearé con ustedes, debiluchos."
Y al ver que realmente se acercaban, grité:
"¡Está bien, está bien! Solo soy más fuerte que la mayoría.

 Cinco años después, Kurama, quien ahora había dominado su habilidad de absorber chakra, dijo con arrogancia al clon de Hagoromo:

"Viejo, imbuye chakra en el árbol. Ya dominé esta habilidad."

Hagoromo imbuyó su chakra en el árbol y, con algo de enfado, respondió:
"Siempre dices que dominaste la habilidad, y luego te demoras 10 minutos en refinar el chakra que puse en el árbol."

Kurama, con vergüenza, respondió:
"Esta vez sí la dominé."

Hagoromo, escéptico, dijo:
"Demuéstralo con acciones."

Kurama se acercó al árbol, que ahora parecía pequeño en comparación con antes, ya que había crecido cuatro veces más grande desde que fue creado. Ahora medía 20 metros de largo, como una ballena azul, y seis metros de ancho. Casi todos los bijūs eran un poco más pequeños que él; después de todo, Kurama era el único que realmente quería fortalecerse. "¿Por qué se fortalecerían si ya eran los más fuertes, sin contar a Hagoromo?" pensaba.

Kurama estiró su pata, dejando salir su chakra, y en menos de cinco minutos absorbió el chakra del árbol. Hagoromo, al ver esto, genuinamente le dijo:
"Has dominado la habilidad, pequeño.

 Después de eso, Kurama preguntó:

"Viejo, ¿tienes algo que pueda absorber y que contenga mucho chakra?"

Hagoromo, con algo de frustración, respondió:
"¿Realmente estás deseando fortalecerte, verdad?"

Kurama, cuando se trataba de este tema, siempre decía "sí", y así lo hizo esta vez también. Hagoromo suspiró y dijo:
"Bueno, a cambio de que te lo dé, tendrás que hacer algo por mí."

Kurama, curioso, preguntó:
"¿Qué puedo hacer que tú no puedas?"

Hagoromo lo señaló y, exageradamente, gritó:
"¡Yo, tu padre, el que te creó, no me he subido a tu cabeza de zorro desde que cobraste conciencia!"

Kurama quedó sin palabras y, sorprendido, respondió:
"¿Quieres subirte a mi cabeza?"
Se apuntó con su pata derecha. Hagoromo, con una sonrisa, siguió apuntándolo con su dedo índice.

Kurama, mientras caminaba hacia la casa de Hagoromo con su clon sobre su cabeza, pensaba: "Lo que sea por volverme más fuerte y absorber la caja de los deseos."

A lo lejos, vio a los bijūs que lo miraban y lo apuntaban. Ya se imaginaba lo que estaban diciendo: "Kurama, el bijū más arrogante, por primera vez ha tenido a Hagoromo en su cabeza."

Después de un rato, Hagoromo le entregó la caja de los deseos y explicó:
"Esta es la caja de los deseos, o mejor dicho, la caja de la oscuridad. El chakra de la caja es tan poderoso que afecta la realidad, pero corrompe al usuario y, a la vez, le hace perder algo importante."

Esa fue la razón por la cual Hagoromo la escondió y la selló. Sin embargo, en esta línea temporal, era un objeto que Kurama usaría para refinar su poder.

¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora