Kurama y Medu lograron conquistar el mundo, impulsando avances en varias áreas, principalmente en arquitectura y biología, gracias al vasto conocimiento que Kurama recordaba de Vegapunk, el genio científico del mundo de One Piece. El progreso era imparable, y en solo 150 años, el mundo había cambiado drásticamente. La cuenta regresiva hacia la línea temporal original se había reducido a 1315 años, mientras que Kurama, ahora con 2323 años, se había convertido en una figura venerable y antigua.
Pasaron otros 430 años, durante los cuales la magia se volvió accesible para todos, gracias a Medu, quien sentía compasión por aquellos que, de otro modo, habrían tenido sus posibilidades limitadas. Ahora, incluso los elfos tenían libros de magia elemental en sus hogares. Con cada década que pasaba, Kurama o Medu introducían cambios globales, transformando el mundo en un lugar donde la magia y la tecnología coexistían. Faltaban solo 568 años para que la línea temporal original se alcanzara, y en este tiempo, Kurama había perfeccionado aún más sus habilidades de herrería. Estaba convencido de que, con esfuerzo, pronto sería capaz de forjar un artefacto legendario.
Kurama, a sus 3070 años, reflexionaba sobre el tiempo que había transcurrido y tuvo un pensamiento divertido: "¿Podré llamar a Kaguya niña?" Se rió de su propio pensamiento antes de dirigirse a una reunión inusual. Un grupo de magos, reyes demonios y hasta un dragón verdadero habían solicitado una audiencia con él y Medu en el Valle del Bosque Jura. Algo no estaba bien, lo sentía en el aire, pero no podía precisar el motivo.
En el camino, se encontró con Medu, quien lo saludó con alegría.
—¡Señor Kurama! ¿Cómo está? —dijo Medu, sonriendo.
Kurama le tocó la cabeza con una sonrisa.
—Hola, Medu.Se abrazaron, una muestra de la profunda relación que habían construido a lo largo de los siglos. Aunque Kurama se había volcado en la herrería, su ruidoso trabajo molestaba a Medu, quien finalmente lo echó del castillo, lo que era comprensible: escuchar golpes de metal todo el día era como tener un vecino tocando rock a todo volumen sin parar.
Finalmente, llegaron al lugar de la reunión. Todo parecía sospechosamente tranquilo. A medida que hablaban de algunos asuntos con los demás asistentes, notaron que la mayoría permanecía en silencio, lo que aumentó la preocupación de Kurama. Algo estaba muy mal, pero no lograba descifrar qué podría ser tan peligroso para él o Medu. Su orgullo nublaba un poco su juicio, pero Medu, menos preocupada, se sentía confiada gracias a su inmenso poder.
Entonces, Cleyman, el titiritero, rompió el silencio.
—¡Rápido, usen los grimorios! —gritó.Kurama se sobresaltó, reconociendo de inmediato el peligro. Los grimorios eran libros que otorgaban habilidades divinas a sus portadores, poderosos y permanentes. Sin pensarlo dos veces, activó su magia de viento, pero una chica, con un grimorio en mano, gritó:
—¡Hechizo divino: inmovilización total!Medu contraatacó lanzando un gigantesco rayo, pero otro de los presentes activó su grimorio.
—¡Habilidad: debilitamiento avanzado! —gritó, y el poder de Medu fue reducido en un 50%.Kurama, inmovilizado, se negó a rendirse. Usó su magia de corrosión para intentar absorber la magia del que lo había inmovilizado. El oponente gritó, asustado:
—¡Mierda! ¡Leon, rápido, dile a tu invocación que use su magia!Leon, un rey demonio que Kurama había evitado derrotar en su día, señaló hacia él, y una chica de cabello negro detrás de él gritó:
—¡Habilidad: sello cristalizador eterno!Una energía morada envolvió a Kurama, mientras Medu, aún debilitada, intentaba liberar su poder, pero otro oponente gritó:
—¡Hechizo único: sello multiplicado!Los sellos se unieron y atraparon a Medu junto a Kurama. Los presentes cayeron de rodillas, extenuados. Aunque muchos de ellos tenían el poder de un rey demonio, habían agotado casi toda su energía para sellar a Kurama y Medu. El sello fue llevado a una cueva, donde Kurama y Medu se miraron en silencio. Ambos sabían que habían sido víctimas de su propia arrogancia y exceso de confianza.
Kurama intentó descifrar el sello durante los siguientes tres años. Llegó a la conclusión de que este sello drenaba su energía constantemente, aunque también se debilitaba con el tiempo. A ese ritmo, el debilitamiento del sello sería notorio en unos 700 años. Sin otra opción, Kurama suspiró. Cualquier intento de romper el sello con fuerza lo dejaría gravemente herido, y la onda expansiva del ataque revelaría su fuga, por lo que no era una opción.
Miró alrededor de la cueva y, para su sorpresa, vio otro sello. En él, estaba Veldora, el dragón azul y morado. Kurama le preguntó cómo había terminado allí, y Veldora le explicó que había intentado advertirle sobre la emboscada, pero lo atraparon antes de poder llegar. Kurama suspiró nuevamente, resignado a su encierro.
Pasaron años, y aunque Medu dormía la mayor parte del tiempo, no necesitaba comida, algo que alivió a Kurama, ya que estaba dispuesto a darle una de sus colas si fuera necesario. De vez en cuando, Veldora hablaba con ellos para pasar el tiempo.
Un día, un pequeño slime apareció. Habló con Veldora y absorbió su sello. Kurama también intercambió palabras con él.
—¿Rimuru Tempest, eh? —dijo Kurama, con una sonrisa—. ¿No te gustaría tener un segundo apellido?El slime asintió. Kurama, el doble de grande que Veldora, lo miró con una sonrisa divertida.
—Desde ahora serás Rimuru Tempest Uzukuma.El pequeño slime devoró el sello, prometiendo liberar a Kurama y Veldora lo antes posible.
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¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡
FantasySan, un pobre diablo con mala suerte, transmigró al cuerpo de Kurama, pero no a cualquier Kurama, sino al ¡Kurama recién creado! Plácidamente pensó: "Tengo 800 años para fortalecerme y conocer a Hashirama y Madara. Estoy seguro de que podré ¡derrota...